sábado, 16 de enero de 2016

Escribiendo por cojones

Así debo tener el cerebro, como el corte de este árbol.

Este es el segundo blog que escribo. El primero aunque lo cerré por causas que ahora no voy a explicar, aun lo conservo. Lo empecé en Abril del 2007, en plena depresión, y escribía un mínimo de veinte entradas por mes (Llegué a escribir 31) y no es que aquella depresión fuera mejor que esta, sino todo lo contrario.
Poco a poco voy dejando de escribir en este y no es por otra cosa que mi cansancio mental. Hoy me he dicho voy a escribir algo aunque sea por cojones y aquí estoy.
Tampoco es porque al estar aquí encerrado, no pasa nada (Solo con las elecciones y demás hubiera escrito en su tiempo una entrada diaria). También lo estaba antes y escribía y aquí también pasan cosas, sin ir más lejos hace un par de días, no me funcionaba la caldera de pellet y tuvimos que ir a por un artilugio para desatascar las cenizas. Fuimos a dos grandes almacenes cada uno en un extremo de Granada. Lo pasé bastante mal. No me veo entre tanta gente, y encima tengo la columna jodida y la vértebra me dolía a rabiar.
He perdido la fe en mi Psiquiatra, cosa que antes para mí era mi “brujo”. El Arcalion que me mandó la última vez que fui verlo y que dijo que me iba a poner como un mulo, solo me dio resultado los tres primeros días. El efecto placebo.

Voy a colocar el segundo escrito que hice en el anterior blog. El primero fue sobre Penca y Chumbo los dos primeros perros que tuve cuando me vine a este encierro.


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