Después de pasar por una profunda depresión que me tuvo fuera de este mundo unos diez años, y cerca de la muerte, desperté en uno que vi que no era el mio. La falta de valores humanos en lo que llaman, eufemísticamente, el primer mundo ha llegado a limites tan extremos que no lo soporto, motivo por el que he decidido abandonar el país que me vio nacer, España, para venirme a vivir a Costa Rica donde pienso los encontraré. El tiempo dirá.
La depresión. Remaldita enfermedad.
Cuando un jueves 31 de julio de 2008, escribí sobre ella, creí que era la ultima vez que lo hacia e incluso en aquella fecha no lo hacia pensando en la mía.
Últimamente lo estoy haciendo demasiado, y me repito, gracias a no se qué, la mía la deje atrás y escribo por otros que o están o residen muy cerca de la boca del lobo. Donde dije otros, debía haber dicho otras, porque ellas han sido las causantes.
Posterior a la fecha arriba indicada, una niña me puso un comentario desgarrador. Intente acercarme a ella por medio de un escrito, pero nada conseguí. No se me va de la mente. ¿Qué fue de ella?.. Espero no ocurriera lo peor; algo culpable me sentiría si así hubiera sido.
Sigo con una alerta de Google: Depresión. En mi mundo huyo de las obligaciones, pero el no mantener actualizado Lo último sobre la depresión me parece traicionar mis principios y negar ayuda a quien puede necesitarla. Unas estadísticas alarmantes me hicieron volver al dichoso tema.
He escrito otras, algunas con esta etiqueta específica, y algunas con mensajes subliminales.
Sin darme cuenta he derivado.
Quería escribir sobre lo que para a mi deja de ser casualidad y entra en lo alarmante. Mantengo relación epistolar con tres mujeres y las tres están jugando con fuego si es que ya no se han quemado. No, no voy a citar nombres, incluso una de ellas puede que ya esté tan metida en el pozo que ni esto lea.
Cada depresión es un mundo, siempre lo he mantenido, y estos tres casos me lo confirman. Algo sé sobre esta maldita enfermedad (Por mucho que lo repita nunca será suficiente).
En primer lugar hablare de la más leve. Por causas que desconozco, se ha ido fabricando un mundo en el que vive, incluso cree es el único que existe, dando por normal lo que no lo es. Son varias las veces que me ha dicho: cuando estoy en la intimidad de mi habitación, me pellizco hasta sentir un poco de dolor para demostrarme a mi misma que estoy viva . Te sacaré, ¿verdad que te sacaré?
Circunstancias recientes, muy desagradables, tienen a la segunda en un terreno muy peligroso. No he intimidado lo suficiente como para saber en que punto esta (para nada estoy haciendo de psiquiatra, simplemente son relaciones humanas) y deseo de ese paso y se abra mas de lo que lo ha hecho. Se que es fuerte y confío en ella. Espero algo más de ti.
La tercera es caso aparte. Iba a entrar en un mundo muy bonito, y a dos días de que esto hubiese ocurrido, su mejor amiga se suicida (ni falta hace decir cual fue la causa). Esta con el agua hasta el cuello y lo que es peor (conozco bien el por qué) rechaza cualquier ayuda. En la fase en la que estás, solo tú puedes dar ese paso decisivo que no te haga pasar al otro lado del filo de la navaja. He intentado muchas veces decírtelo. Si llegaras a leer esto, por favor (como tu le enseñas a tus niños/as), dalo.
He mirado estadísticas, que me confirman que efectivamente la depresión se esta cebando en las mujeres, pero no viene al caso.
Es la primera vez que utilizo las tres etiquetas juntas.
Me despierto y veo que esta oscuro; hay nubes y por tanto bajas presiones. De inmediato noto el cerebro vacío de neuronas y lleno de serrín. Sé que me espera un día largo. Para colmo me llama el abogado y me dice que el jueves tengo que bajar a Motril para cumplimentar no sé qué papeles con la apoderada. Se trata de exigirles a las pilles que nos den la parte de la herencia de nuestros padres que tienen ellas desde hace nueve o diez años. Miércoles tratando de convencerme de que no va a pasar nada por ir a Motril, y jueves a las diez de la mañana carretera y manta. Vamos al Juzgado de Primera Instancia Nº 4 en el Palacio de Justicia. Es curioso que ahora hay un palacio donde antes había un fielato (Muchos no saben ni que es eso). Paso por el detector de metales y en la segunda planta firmamos en el mismo papel mi hermano Manolo, la Apoderada y yo. Le pregunto a la Apoderada y no muy explícita ella, me dice que ahora notificaran a la parte contraria que les reclamamos lo nuestro.
No conocía Motril y eso que es el pueblo donde nací. Yo estaba deseando tirar millas a mi encierro, pero mi Manolo me convence, y llevaba toda la razón, que debíamos de ir a ver a Mari Pepa y Jean Marie. En el cortijo de la Pepa, aparecemos y allí estamos un rato hasta que llega Jean Marie y nos vamos a una especie de mesón en el que comimos rabo de toro muy rico. Por fin conozco a Montse. He escrito esto bastante resumido y haciendo un gran esfuerzo de neuronas.
Aprovecharé esta entrada para hablar un poco de mis felinos. El negrillo ya se ha comido un par de ratas, y cuando digo comido, es comido con pelos y todo. Si os fijáis es un bebé.Lo único que había comido hasta entonces es pienso para tales. Ya había escuchado, o leído, que un perro se suelta en el campo y su destino final es la muerte, sin embargo, si es un gato no solo sobrevive, sino que para él ese tipo de vida es de lo mas normal.
Así debo tener el cerebro, como el corte de este árbol.
Este es el segundo blog que escribo. El primero aunque lo cerré por causas que ahora no voy a explicar, aun lo conservo. Lo empecé en Abril del 2007, en plena depresión, y escribía un mínimo de veinte entradas por mes (Llegué a escribir 31) y no es que aquella depresión fuera mejor que esta, sino todo lo contrario. Poco a poco voy dejando de escribir en este y no es por otra cosa que mi cansancio mental. Hoy me he dicho voy a escribir algo aunque sea por cojones y aquí estoy. Tampoco es porque al estar aquí encerrado, no pasa nada (Solo con las elecciones y demás hubiera escrito en su tiempo una entrada diaria). También lo estaba antes y escribía y aquí también pasan cosas, sin ir más lejos hace un par de días, no me funcionaba la caldera de pellet y tuvimos que ir a por un artilugio para desatascar las cenizas. Fuimos a dos grandes almacenes cada uno en un extremo de Granada. Lo pasé bastante mal. No me veo entre tanta gente, y encima tengo la columna jodida y la vértebra me dolía a rabiar. He perdido la fe en mi Psiquiatra, cosa que antes para mí era mi “brujo”. El Arcalion que me mandó la última vez que fui verlo y que dijo que me iba a poner como un mulo, solo me dio resultado los tres primeros días. El efecto placebo.
Voy a colocar el segundo escrito que hice en el anterior blog. El primero fue sobre Penca y Chumbo los dos primeros perros que tuve cuando me vine a este encierro.
Ya en su día escribí que me había cambiado la caldera eléctrica por una de pellet. Esto fue el 12 de septiembre, o sea que me gusta hacer las cosas con tiempo. Hablando de hacer las cosas con tiempo, a los dos o tres días busqué donde vendían pellet y fui a Las Gabias al sitio que me habían recomendado a ver precios y demás. El servicio era inmediato y me metían los sacos en el sitio que yo les dijera, pero mira por donde me llama el instalador de la caldera diciéndome que él iba a empezar el negocio de la venta de este combustible (A estos ahora le llaman emprendedores) y le dije que me trajera un palets. Me dio una fecha. Ya he hablado más de una vez que soporto muy mal el frio y hace dos semanas que ando como las abejas en las flores, de estufa en estufa. No paré de llamarlo y me decía el martes que viene, el martes el sábado que viene y ayer lo llamo y le digo que lo voy a comprar en otro sitio. Me dice que me va traer unos sacos mientras le llega. Ayer serían las cuatro de la tarde, a decir verdad estaba en plena siesta, me llega y trae cinco sacos. Me dice que el camión que tiene que traérselos, no para de engañarlo pero que el martes (El lunes creo que es fiesta) seguro que se lo traen (A muchos les falta trabajo y a otros le sobra) y que al primero que va a servir es a mí. Así sea. La encendemos y como niño con zapatos nuevos. A las nueve estaba la casa con una temperatura estupenda. Ni estufa de la mesa de camilla ni nada. Estaba tan contento que creía que hasta la depresión me había volado. La apague serían las diez o las once y esta mañana la casa no estaba tan fría como estos días atrás tan es así que ni la vuelto a encender hasta las cinco de la tarde y hoy no he encendido ninguna estufa. Ya llegará el frío de verdad y la tendré que tener las veinticuatro horas encendida.
Me admiro con que pequeñas cosas se puede ser feliz en esta vida. Sin querer me acuerdo de los que ahora padecen pobreza energética (Así le llaman los cabrones a los que les cortan la luz por falta de pago) y no pueden encender como antiguamente un puñetero bracero. Unos que no tienen ni para comer y otros como los accionistas (Y los políticos que se jubilan en las mismas) de la eléctricas forrándose.
Voy a la farmacia a por medicinas, que algunas me faltaban, y me dicen que la tarjeta de la Seguridad Social, ha caducado y hay que ir a cargarla. Le doy la tarjeta a mi hija y me viene con un bote para una muestra de orina y con papel con los análisis que me tengo que hacer. El médico le ha dicho que hace mucho tiempo que no me ha visto y que quiere hacerme un reconocimiento general. Ir a hacerme un análisis, por lo menos en mi estado supone un gran sacrificio, porque tengo que levantarme muy temprano y después hacer dos largas colas, pero tengo que ir porque todas las medicinas que tomo son bajo prescripción medica y aunque yo quisiera comprarlas no me las venderían en la Farmacia. Pregunto que cuando le llegaran los análisis al médico y para el día siguiente, le pido cita, Se pide por ordenador y la pido a las once y media para tomármelo con calma. Había dos médicos, uno de ellos sería un MIR, mira en el ordenador los análisis y me dice que estoy bien de todo. Ya cojo un cabreo porque esperaba que el cansancio crónico que tengo fuera de anemia o algo parecido. Se lo digo y me dice que vaya al Psiquiatra que eso no le corresponde a él. Ya por joder le digo que bien del todo no estoy porque la tensión la tengo por las nubes y que las pastillas que estoy tomando hace veinte años se habrán quedado desfasadas y que ya habrán inventado algunas nuevas que hagan más efecto. Le dice al MIR que me tome la tensión y como ya esperaba la tenía alta. No fiándose, me la toma él y tres cuartos de los mismo. Tómate dos al día de Amlodipino, me dice. Así también lo hago yo. Salí con un gran cabreo porque tenía la esperanza de que el cansancio no fuera de la depresión y al Psiquiatra no tengo ni puñeteras ganas de ir porque ya tampoco creo en él Fue mi brujo) después de haberme cambiado cinco veces el antidepresivo desde que llegué de Costa Rica, y aunque el ultimo que me ha mandado (Que por cierto no lo receta la Seguridad Social y me lo tengo que pagar yo), repito, así también lo hago yo. Probando con toda la gama de antidepresivos alguno me hará efecto. Lo que me faltaba, entre los muchas mierdas que tengo encima, tengo el síndrome de la bata blanca, y no me refiero al de la tensión, Si era escéptico para la mayoría de las cosas en las que cree el resto del mundo, ahora también lo soy de los médicos, tanto es así que tenía cita para el urólogo en este mes y no he ido. Me quedaré con mi dolor al orinar para toda la vida. No pienso estar liado otro año para que después no esté el Urólogo que sabe operarme la obstrucción que me dejaron.
Todo tiene su tiempo y al final todos finiquitamos y eso le ha pasado al Passat, pero que haya sido por mi culpa me tiene bien jodido. No es que fuera un último modelo y que si no hubiera sido por esto tenía el tiempo contado. Por los síntomas yo creía que tenía la junta de culatas jodida, pero cuando me llama el mecánico y me dice que no solo es la junta, sino que tiene jodida también la culata, los pistones y más, pienso que para que quede bien había que meter un motor nuevo y para eso era mejor deshacerme de él. Que en paz descanse. Hoy en día para darlo de baja todos los desguaces vienen a por el con la grúa y se encargan de darlo de baja, incluso hay algunos que te dan cierto dinero por él, pero mis neuronas estaban tan bajas que el llamar y solucionar el asunto me perecía un problema mayor así que le pedí por favor a Arturo que se encargara del tema. Hoy se lo ha llevado la grúa. La verdad es que me siento responsable como de haber cometido un cochicidio, pero sigo pensando que por encima de mi están estas malditas neuronas que me hacen actuar como si fuera un retrasado mental, si es que no lo estoy. Me imagino que alguna pieza, tal y como estamos con la crisis, será aprovechada por algún otro coche. ¡Ojala!
¡España va bien! ¿No sé el por qué tengo esta frase grabada en el cerebro?.. Pero inmediatamente también me viene España es una casa de putas (Con perdón) o peor, ¡Ojala funcionara como una casa de esas pobres mujeres! ¡España es un desastre! Volví de Costa Rica en Marzo de 2.014. Año y medio. He salido de esta casa, que está en el desierto, para cosas de médicos (La dichosa vejiga que al final me la ha dejado igual que estaba) o cortarme el pelo y la verdad es que ahora no me vienen a la memoria muchas cosas más. Pues bien estoy estresado por la maldita burocracia y por cosas que para nada busco pero por fuerza tengo que resolver. Maldita la vez en que pensé y no me fui a una isla del Pacifico, fuera de las rutas marítimas y aéreas en la que no te exigieran ni documentación. Para los aborígenes seria ese bicho raro que busca un papel para limpiarse el culo. Hace poco hablé de Jazztel y mi negativa a pagar lo que para mí era un timo pero tanto insistían dándome el coñazo por teléfono, que pensé que lo único que me hacía falta es que me llevaran al juzgado con todo lo que esto implicaría y tuve que llevar el caso a FACUA. No tengo ni puñetera idea de cómo ni cuándo se resolverá, pero sin querer pienso en ello. De mi banco me han puesto un correo, diciéndome que me han retenido un dinero (No me explican de qué) y que tengo que ir por allí para resolverlo. También en la entrada anterior, hablaba de Endesa, Gas natural Fenosa y culpaba al contador inteligente de lo que me pasaba. Sigo investigando y resulta que no es culpa del dicho aparato, sino que Fenosa me había puesto un índice de potencia bajísimo. No son lo mismo las tarifas de potencia para la corriente trifásica. Yo la tengo de esta última porque la caldera eléctrica no funcionaba con la otra (Cosa que sabía Fenosa). También le había exigido a Endesa que viniera un técnico a revisar el contador y me dijeron que eso se lo tenía que pedir Fenosa y que si el contador estaba bien, le tenía que pagar yo al técnico. Nueva llamada a Fenosa para que anularan la solicitud de revisión. Mis relaciones con Fenosa han sido tan jodidas (Cada vez que llamaba me mandaban a otro teléfono y al final en el que medio sabían algo fue en uno que yo busque en internet) que he decidido volver a la empresa en la que estaba. Ahora me pasará igual que con Jazztel, me pedirán una multa por permanencia. Sigo sin poder encender el horno de la cocina y lo me queda.
No solo el horno, vinieron a colocarme el vaso de expansión de la chimenea, había que utilizar la eléctrica y también saltaba el limitador del contador así que cuando la tenga, habrá que subirla al tejado y acabar el trabajo. Como digo de puta pena.
Mi viejo coche le llega la fecha de la ITV. Al poco de venir de Costa Rica también hubo que pasársela, y tampoco había andado el coche que se le había perdido hasta la documentación. Bien pasó la ITV. Durante este año el coche no es que haya dado la vuelta al mundo, pero bastante se ha cogido. No la pasa por mucha emisión de gases. Por cierto me acuerdo que la última revisión que pasé yo, costaba 20 €, ya va por 50.
¡Eso le das unos cuantos acelerones y pasa! Como todo me tiene que salir mal, me puse al asunto. Yoveía lo que creía humo y más le aceleraba. No era humo, era vapor de agua y en el taller lo tengo porque como mínimo le he quemado la junta de culatas. Me va a costar la dichosa ITV como si hubiera comprado un vehículo nuevo. También he estado en el banco. Al parecer tengo un seguro de vida para que salga a mi favor la declaración de la renta y tienen que ver que estoy vivo. Mi “gestora”, conoce muy bien mi voz por teléfono, pero no, me tienen que ver andando. ¡De puta coña!
Ahora sí que sí. Son varias las veces que había escrito que lo dejaba, pero también por diferentes motivos lo postergué.
Hubo un tiempo en el que este blog, me hizo mucho bien, en especial en la última fase de mi depresión, pero considero que todo tiene que tener un fin, y el suyo ha llegado.
Lo dejare un breve tiempo abierto, pasado el cual desaparecerá.
Mi agradecimiento a tantos/as que me acompañaron.
Aplico aquello de Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
La verdad es que hay veces que me paso. Al menos desde el mes de febrero orino sangre, pero hace bastante tiempo que soy partidario de la teoría hipocrática de dejar al cuerpo que actúe. La cosa era intermitente, echaba un grumo y se me cortaba. Ya en España, no recuerdo bien cuando me volvió la hemorragia, y los grumos que expulsaba pasaban de castaño oscuro, sin que se me cortara.
Alguien había estado en mi médico de cabecera porque mi tarjeta sanitaria había dejado de darles órdenes a las computadoras farmacéuticas de las medicinas que me correspondían, y al ver este el tiempo que hacía que no había estado sin reclamar los servicios de la Seguridad Social, me imagino que aparte de pensar que con elementos así su trabajo peligraría (cosa normal a estas alturas) por una vez aplicaría la medicina preventiva así que dijo que como mínimo fuera a hacerme unos análisis y que después pidiera cita para verlo.
Así hice por aquello de una vez al año no hace daño.
Lee delante de mí los resultados de los análisis de sangre y no de orina (nadie me dijo que tenía que hacérmelos), y cuando pone el papel sobre la mesa aprovecho para contarle mis cuatro achaques. Cuando en tercer o cuarto lugar le cuento lo de la sangre en la orina, cambia la expresión de su cara y me dice: Ahora comprendo lo de la anemia que aparece en los análisis.
Mira, te podía dar cita para el urólogo, pero mi consejo es que te vayas a urgencias.
Dicho y hecho (no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy), cojo un taxi y al hospital me dirijo.
Me atienden bien, no veo las aglomeraciones que en otros casos habia visto, las instalaciones me parecen buenas y no es mucho el tiempo que tardan en atenderme (no todo va a ir mal en este país). La doctora que me ve, me dice que me harán análisis de orina y sangre, y que cuando estuvieran los resultados me volverían a ver. Paso directamente a la consulta de enfermería, pinchazo en la vena y meada en el bote en el que suelto un hermoso grumo.
¡Bueno, bueno! Me dice cuando me vuelve a ver, tienes bajo el hierro, yo te aconsejo que comas higaditos. Te vas a tomar estos antibióticos que te receto, cuando los acabes vuelves a tu ambulatorio que te hagan los análisis que te pongo en el informe y con ellos vas a ver a tu médico de cabecera. ¡Ahhh! bebe mucha agua.
Menos en lo de los higaditos cumplo a rajatabla lo de los antibióticos y lo de beber mucha agua.
Aproximadamente una semana de unas hermosas píldoras, una por la mañana y una por la noche, pero en el transcurso de la misma observo que la sangre aumenta, los grumos son cada vez son más dolorosos de expulsar, y que la debilidad se va apoderando de mi cuerpo. María insistía que fuéramos a urgencias, pero yo total enemigo de los protocolos, quería seguirlo.
Día D, me despierto a las siete de la mañana, me ducho, me visto y cuando entro en el baño para peinarme, noto que las piernas no aguantan el peso de mi cuerpo y caigo como si de un trapo se tratara. Voy recobrando la conciencia y veo que mi hijo trataba de incorporarme a la cama, a María la escucho por teléfono pedir una ambulancia. Cuando me doy cuenta estoy acostado dentro de la misma camino del hospital.
A la llegada, un poco de espera, se acerca una camilla y me llevan directamente a la enfermería. Toma de sangre y ya me dejan la "guia" fija y me advierten que me van a colocar una sonda y que me dolerá. Hasta aquí estaba convencido que no temía a nada y soporto muy bien la introducción de semejante cuerpo extraño. Unos cincuenta centímetros de larga, y uno en la parte ancha de su sección oval. Paso en camilla a algo así como una sala vigilada de emergencias. Se interesan por mi estado varias enfermeras, pero pasa el tiempo, y por la experiencia anterior supongo esperan los resultados de los análisis.
Muy tranquilo; quizás demasiado tranquilo. Camillas solo estaba la mía, pero había muchas sillas de ruedas con gente sobre ellas. Me dedico a observar a uno/a por uno/a y lo que más me llama la atención era la cara de miedo (en algún caso quizás de terror). No me entraba en la cabeza. ¿Miedo a qué? Después lo pagué.
Veo por allí a la doctora que me atendió la primera vez y no tuvo el detalle de hablar conmigo. Sé que lo hizo con María lo que me hace pensar que tenía mala conciencia. Con lo de los higaditos, se pasó.
Una de las enfermeras se me acerca y me dice que pronto vendrá a verme un médico. No tarda mucho en hacerlo y me comunica que me van a pasar a planta. Llega el celador y viaje en camilla por pasillos, ascensores hasta llegar a la que va a ser mi habitación durante no sé cuántos días [he perdido el sentido del tiempo (he tenido que preguntar en qué fecha me ingresaron)].
Habitación doble y con las dos camas vacías. Me ponen junto a la ventana, lo que después comprobé me vino muy bien. Me conectan una gran bolsa de agua a la sonda y otra bolsa de suero a la guia. No es mucho lo que tardaron en sustituir esta última por una de sangre. También desde la sonda otro tubo hasta otra gran bolsa situada en el suelo.
Traen de quirófano a alguien que acababan de operar del tímpano. Iban a acometer reformas en la otra ala de la planta dedicada a otorrinolaringología, y mezclaban enfermos. Ese mismo día le dieron de alta y volví a quedarme solo.
¿Pero y de mi sonda? La verdad es que ni con mucho esperaba lo mal que lo iba a pasar con el dichoso invento. El que la sonda tuviera sección ovalada tenía su explicación: En realidad es un doble tubo uno conectado a la bolsa de agua alta y otro a la baja; por gravedad, el agua pasaba de una a otra y a su paso por la vejiga la iba limpiando de coágulos (así los llamaban ellos). El flujo se regulaba en el gotero. Todo hubiera ido bien si los coágulos hubieran sido de menor diámetro que el interior del conducto de salida, pero no, los míos debían de ser enormes y la atascaban y cuando esto ocurría puedo asegurar que el dolor era horrible. La única solución para que no rabiara era desobstruirla cosa que hacia la enfermera metiendo agua con una jeringa en sentido inverso. Ya aprovechaba para hacer unas extracciones en las que sacaba cantidad de grumos (alguien insinuó que aquello parecía asadura). A todo esto, intentando buscar la mayor concentración de grumos, sacaban y metían la sonda para que fuera recorriendo las diferentes partes de la vejiga. También al hacer la extracción se atascaba la jeringa (o la sonda) y me hacía un vacío que me causaba un buen dolor. Todos estos dolores que me causaban con las extracciones no eran nada comparados con el que me producía la obstrucción de la sonda.
Las obstrucciones, y por tanto los dolores para rabiar, iban en aumento, así que la enfermera pensó que aquello se escapaba de sus posibilidades y aviso al urólogo de guardia el cual vino acompañado de un MIR. Recibidas las explicaciones de la enfermera, lo primero que le dice es que se traiga una sonda del veintidós (¿o ciento veintidós?), que la que tengo es demasiado pequeña (¡Dios!.. a mí me parecía enorme).
Esta vez lo voy a hacer yo, dice dirigiéndose al MIR, así que fíjate para la próxima vez que seras tú el que lo haga.
Sin contemplaciones tira de la que tenía y me introduce la nueva. Jeringazos van y jeringazos vienen. Impulsa agua y extrae coágulos, mueve la sonda buscando los posibles nichos donde se acumulan. Después de más de media hora, acaba. No sé cómo se quedaran las mujeres después de parir, pero yo sentí una gran sensación de alivio, a pasar de la extracción de la sonda y de la introducción de la nueva y de los movimientos de esta última.
Desde que llego noté su acento latinoamericano, así que al acabar le pregunto qué de qué país era. Venezolano, me contesta, o de lo que queda de ella. No debe ser muy partidario de Hugo Chaves.
No es por nada, le digo, pero ¿cuándo me vais a operar?
Vamos a ver, me dice, para operarte primero hay que diagnosticar lo que tienes, cosa que aún no se ha hecho. Tu estas en esta cama no para opérate, sino porque has entrado con una hematuria bien jodida, cuando debías tener un valor de trece de hemoglobina, estas en cinco y lo extraño es que no te haya dado un infarto al no llegarte oxígeno al corazón.
Ni con mucho, fue el último espasmo, obstrucción de la sonda o como coño se llame, que tuve, así que no sé exactamente cuántos días pase rabiando. En especial recuerdo uno a las cuatro de la mañana, en el que no se el por qué me imagine con la cintura rodeada de unos cartuchos de dinamita y no encontraba el botón para hacerlos estallar. Lo hubiera hecho con sumo placer.
¿Alguna mujer pariendo habrá sentido esa necesidad? Sé que las comparaciones son odiosas, pero lo cierto es que una mujer pare y se acabó; yo en estos días he parido multitud de veces, o al menos eso me ha parecido.
Un día en el hospital al menos para los/as trabajadores/as del mismo es pura rutina: se llevan líquidos, curas (inyección en la barriga y otras), cambio de sabanas, aseo del enfermo, desayuno, cambio de sueros y demás goteos (cosa de la que están pendientes los familiares), toma de temperatura y de tensión arterial y cuando todo esto se ha llevado a cabo, revisión médica. No sé por qué pensé: Estos me curan la hemorragia y me mandan para mi casa, y yo que quería acabar de una puta vez así que cada vez que aparecía el medico en su visita rutinaria, le pegaba la paliza insinuándole que sin operarme de allí no me iba.
Para poder operarte, se tiene que alinear los planetas con el sol: Que por la tarde que son las operaciones de urgencias, haya un hueco, que el anestesista este de acuerdo, que no fallen los materiales, etc., etc., etc.
Algo debí influir sobre él, porque para pasar por la mesa de operaciones, hacen falta unas pruebas preliminares y una mañana sin previo aviso, arrastran de mi cama, conmigo encima por supuesto, pasillos y ascensores nuevamente y a la sección de Rayos. Ecografía y el radiólogo, me dice que tengo un tumor en la vejiga y que la tengo llena de coágulos (que me lo digan a mí, me dije). Lo del tumor dicho en un hospital y siendo tú el portador, suena fuerte, pero me daba igual, lo importante es que lo quitaran.
Nuevo paseo en cama esta vez a rayos. Radiografías en dos poses distintas del pecho.
Ya daba por hecho que operarme me operaban, pero hacía falta que el hueco en urgencias.
Era por la mañana cuando veo aparecer a tres urólogos (los conocía) y me dicen que si no falla nada esta tarde me operan. El dios de alegría que di yo creo se escuchó en la luna. Se extrañan de semejante euforia, y me hacen firmar un par de papeles. Me imagino que lo que firmo es para librarles de responsabilidad en caso de que me quede frito en la mesa de operaciones, pero me da igual, lo importante es que me liberen de mis dolores.
Tarde larguísima. Las personas que tengo a mi alrededor me van avisando: ya han salido las limpiadoras del quirófano, ya han metido a uno, ya ha salido el médico y está informando a los familiares, otro más. Pasa el tiempo y ya dudo de que entre, pero por fin llega mi turno. Fui el último del día que operaron.
Reconozco que una operación no es moco de pavo, además de los tres urólogos, había bastantes más anestesistas, enfermeros, camilleros, y no sé cuántos más. Me queda claro que los que manda en la sala de operaciones son los anestesistas. Uno de ellos me hace firmar nuevos papeles y otro me hace una indagación a fondo sobre mi estado físico, posibles riesgos de la anestesia, y que intentaran dormirme solo de cintura para abajo, pero que no sería de extrañar que en un momento determinado recurrieran a la anestesia total. También que la parte de arriba me la anestesiarían un poco, para que no estuviera pendiente de la operación a lo que le dije que todo lo contrario, que quería no solo estar pendiente, sino no perderme detalle. Accedió a no adormilarme y a los urólogos les dije que si podían poner la pantalla de forma que yo viera lo que ellos; me dijo que no iba a ver nada pero que lo intentarían cosa que al final no pudo ser: O veía él o yo.
La operación a través del conducto urinario (así lo tengo). Final de la operación y el urólogo me dice que me han quitado un tumor de unos cuatro centímetros y otros dos del tamaño de una lenteja.
He de decir que con todos los que hable antes, durante y después de la operación se extrañaron de lo contento que estaba. Pregunte como solía llegar el personal a la sala de operaciones y me vinieron a decir que acojonados. No habrán tenido los dolores que he tenido yo, me dije.
Nuevo recorrido en cama hasta la sala de recuperación. Era el único que había. Varias horas allí. Notaba que iba recuperando la movilidad, pero no la sensibilidad. Creo que esta no la recupere hasta el día siguiente.
Traslado a mi habitación y cuando me las prometía felices, nueva obstrucción de la sonda. Enfermera limpiándome a base de jeringazos y no se las piensa mucho, me pone una inyección de morfina y caigo como un chorlito. Por supuesto es la noche que mejor dormí.
A partir de aquí, vigilancia del agua que salía por la sonda para ver si sangraba, espasmos, aproximadamente uno cada hora fuera día o noche. Y a no parar de darle la lata al médico que hacia el recorrido diario preguntándole cuando me iban a echar. Le saco que el viernes si todo iba bien posiblemente me darían el alta.
Aunque también se me hizo eterno, llego el viernes.
El medico solía pasar sobre las once y ese día paso a cerca de las dos. Me da el informe médico y una vez que me saquen la sonda (hacia un par de días que me habían quitado la bolsa que me suministraba el agua), carretera y manta.
Respira hondo, me dice la enfermera, tirón y allá sale. Tengo que decir que la sonda la meten con un lubrificante, pero este se solidifica y lo que en principio era una cosa lisa por el exterior, acaba siendo una cosa rugosa.
Camino de mi casa la sensación que tengo es que pasaba del infierno a la gloria, aunque también aquí me equivoque. Lo que llaman postoperatorio, tiene migas: espasmos en los que aguantas el dolor hasta llegar a un sitio donde mear, o no lo aguantas y te meas encima (diez o doce veces me dan por la noche, así que hay que imaginarse lo que duermo), no puedo tragar por el dolor de garganta (supongo que cuando tenía esos dolores horribles, o chillaba y me escuchaban en Latinoamérica, o intentaba amortiguar los gritos, cosa que hacía con la garganta, diarrea vete tú a saber de qué y paro.
Hay cosas que no entiendo: No entiendo que la industria farmacéutica no tenga un disolvente de coágulos, o puede que lo tengan y sea demasiado caro por lo que la Seguridad Social, se diga: te jodes y los hechas a pulmón.
La otra es el tabaquismo. En los hospitales, está totalmente prohibido fumar, y por otra parte saben, me lo confirmo el urólogo que pasaba revisión a diario, que el mono del tabaco es peor que el de la heroína. ¿Cómo coño no dan un tratamiento a los pacientes que son adictos o los dejan fumar?
Durante los tres o cuatro primeros días, el dolor ocultaba el mono del tabaco [es curioso como la mente establece las urgencias (primero sal de este dolor y después tendrás el mono)], pero pasado este tiempo, acudió y fumas por cojones. Yo lo hacía en la ventana, con la puerta de la habitación cerrada y un vigilante en la misma, el aire caliente en la habitación hace que a través de la ventana se establezca el efecto chimenea y el humo va hacia afuera. Esto gracias a que mi vecino de habitación, a pesar de no ser fumador, no solo me animaba a hacerlo, sino que me servía de vigilante. En los primeros con tres caladas me mareaba.
Una vez m me quitaron la bolsa de agua de suministro a la vejiga, la de salida de la misma la metía en una bolsa, como si fueras de compras, y dándome unos paseos siempre encontraba donde fumar. Es curioso que en la misma puerta del hospital, se ven enfermos entubados hasta los ojos y fumando. Es mejor ignorar la evidencia que ponerle remedio. O tratan a los adictos al tabaco a pasar el mono, o les permiten fumar; no hay otra.
No puedo dejar de citar aquí a Eduardo el compañero de habitación casi todo el tiempo de estancia. Casualidades de la vida, estuvimos diez años juntos en la Azucarera de la Vega. Cerraron y desde entonces no nos veíamos. Lo conocí solo ingresar, aunque él a mí no. Me daba ánimos y con las conversaciones que manteníamos, no solo recordando tiempos pasados, el tiempo en hospital se hizo más llevadero. Gracias también a Elia, su mujer.
Y qué decir de los familiares de los enfermos; los que los acompañan día y noche. Me dieron de comer (las manos las tienes inutilizadas con tantos tubos conectados a ellas), me dieron agua cuando tenía sed, avisaban a la enfermera cuando llegaban los dolores, te estiraban las sabanas cuando las arrugas se te clavaban hasta los huesos y un sinfín de detalles que hacen que dentro de estar hecho un bodrio, la cosa te sea más liviana. En mi caso le ha tocado a María. Podía haber sido sustituida alguna noche por alguna otra persona, pero ella no lo permitió. Cuando me despertaba por la noche y la veía acurrucada en aquella silla, me remordía la conciencia.
Dejar constancia que en La Seguridad Social me han tratado muy bien.
No hay mal que por bien no venga. Gracias a esta experiencia, he vuelto a ver a personas muy queridas que por circunstancias que no vienen al caso hacía mucho tiempo no tenía contacto con ellas. Espero fervientemente esta relación continúe.
Sigo con mis espasmos, sigo hecho una caca, no sé cómo coño he llegado a escribir esto, pero mi respeto por el castellano aquí se va a ir al carajo, no pienso enmendar en lo que lo maltrate. Quizás alguien a la que conozco se digne mandármelo corregido.
Hoy no le toca a lo divino ni a lo humano. Quizás esté harto del mundanal ruido, en especial de la crisis económica y de la roja (¿podrían ofenderse en algunas nacionalidades si se dice selección española o simplemente España?) en los mundiales de futbol, así que por qué no hablar de mis perros.
Si, ellos también tienen su historia, aunque su especie, dentro de este planeta, no sea tan egocéntrica coma la nuestra y no pierden el tiempo de su existencia en leer o en manejar una computadora y mucho menos en escribir hazañas que a nadie le interesan.
Desde que llegue de Costa Rica han sido bastantes días los que he estado solo en mi casa del campo, y esta, a un monasterio, nada tiene que envidiar, así que he tenido bastante tiempo para observarlos.
¿Son felices? La verdad es que no lo sé. Si puedo asegurar que su vida de animales domésticos es bastante rutinaria, estoy convencido lo serian mas si vivieran libres, pero hay unos humanos dedicados a cazarlos en tal estado, a meterlos en unas cárceles y pasados un tiempo si nadie los “adopta”/reclama, inyección letal al canto y paso a mejor vida. También es verdad que existen lo que llaman refugios, en donde se libran de la citada inyección en la espera de su adopción, pero son tantos los que recogen que ya no tienen cabida para más.
Bueno, iba de historias perrunas, y empezaré por orden de llegada a esta casa.
Penca: En mis malos momentos, de retiro por mi depresión y por otras causas, a alguien se le ocurrió que uno de estos bichejos, con su compañía, me haría bien. No lo dude y nos llegamos a la perrera (lugar en el que los sacrifican); una vez elegido uno, pensaba llevármelo sobre la marcha, pero hacía falta la firma del veterinario el cual no aparecería en unos días. Mi acompañante dijo de llegarnos a un refugio de un pueblo cercano, cosa que hicimos. Posiblemente por no esperar condené a muerte al de la perrera. Puñetera burocracia.
¿Qué me llamo la atención de Penca (allí la llamaban Gaia)? Su tesón. Mientras limpiaban con una manguera un recinto, esta se empeñaba en morder el chorro de agua, cosa que como es lógico no conseguía, eso si, bien lavada, acababa.
Hicimos buenas migas, pero mi estado de ánimo no estaba como para jugar mucho con ella. Había momentos en la que la veía triste. Echará de menos a sus compañeros/as de refugio, me dije, por lo que decidí traerle un compañero. Fue Chumbo (llamado Dante allí), pero la historia de Chumbo es otro cantar.
Fideo: Es el perro feo de la manada. Había tomado la determinación de salir de la depresión y probaba cosas que me ayudaran, y entre ellas, decidí dar un paseo diario, cosa que abandoné al poco tiempo puesto que mas que pasear, arrastraba las piernas y era tal el agotamiento con el que llegaba que pensé me perjudicaba en vez de ayudarme, pero mientras lo hice, me acompañaban mis dos perros. No sé si fue el primer día, se nos unió un perro callejero que vagaba por estos pagos. Otro día e igual. Pero ahí no acaba la cosa, el muy perro sabia a la hora que salía y ya me esperaba en la cancela donde me hacia grandes fiestas. No quería darle de comer por aquello de “quien echa pan a perro ajeno, pierde pan y pierde perro”, pero al final caí y decidí que se quedara con los otros dos. No es así de fácil, puesto que tuve que vacunarlo, ponerle el microchip, collar antiparasitos y hacerle la vasectomía; vamos, que me costó un huevo.
Cuando me di cuenta mis allegados le llamaban Fideo y no es de extrañar porque las costillas las tenía más marcadas que esas cosas transversales que ponen en las calles para que por narices disminuyas la velocidad.
En mis paseos, incluso antes que decidiera quedármelo, tuve problemas con él. Moto que pasaba, moto que era su objeto de cacería, y alguno se paro y se me enfrento con nada de buenos modales diciéndome que como coño no lo llevaba amarrado, a lo que le contestaba que buscara al dueño y le dijera lo mismo que me había dicho a mí; ponían cara de no saber que les estaba diciendo, pero seguían camino.
Fue el causante de que me desapareciera el Chumbo. Al aun no haberle hecho la vasectomía, olía a una perra caliente a kilómetros de distancia, y a pesar de haberle hecho un muro y haberle puesto una cerca eléctrica para impedir sus escapadas, lo hacía por la noche y el Chumbo le acompañaba, hasta que una mañana, este último, no apareció.
Kiko: Mientras andaba por Costa Rica, no sé exactamente la causa por la que a alguien se le ocurrió traerlo. Tampoco se el por qué le pusieron ese nombre. Lo trajeron como perro galgo. La madre lo es, pero se ve que al padre se le adelanto, vete tú a saber que chucho, y los genes de este ultimo han predominado.
La Penca es perra vieja. Desde que se quedo sin el Chumbo, se erigió en matriarca de la manada y ejerce bien su cargo. No es amiga de hacerle fiestas a nadie.
El Fideo es el patito feo. En sus tiempos de vagabundeo debió recibir más de una patada, porque escucha una voz alta y sin que sea dirigida a él, se retira con el rabo entre las patas. Conserva sus manías persecutorias, pero al parecer ya no solo contra las motos, sino con los que se dedican a hacer footing.
La vida nocturna de estos tres elementos no la conozco bien, si se que la Penca cuando abro la puerta antes de acostarme, ya tarde, está echada delante de la misma en pose vigilante. Al amanecer se dedican a jugar, me imagino que con la idea de hacer ejercicio. Cuando abro la puerta, entran a saludarme y a continuación se tumban a dormir, cada uno en sitio diferente, lo que me hace suponer que están activos por la noche. Es curioso, que duermen un rato a la sombra y después se pasan a seguir durmiendo a pleno sol, y vuelta a cambiar.
Les echo de comer bien entrada la tarde y cada uno respeta su comedero. Les traen los sobrantes de la carne que los humanos de estas latitudes desechan, y que en África serian muchas las personas que darían botes por ellos, se les cuece y les echo su ración. Cosa curiosa cada uno conoce su comedero y respeta el de los demás. A mitad de la semana se acaba lo para ellos debe ser un manjar, y les doy pienso. Me miran con cara de mala hostia y me imagino que pensando que me lo coma yo, aunque al otro día aparece, si no comido, al menos casi.
Ya anocheciendo repiten los juegos, pero en especial están atentos a vehículo o persona/as que pasen por la calle y el ladrerío que le arman no es normal.
Se perfectamente que no tienen problemas con Hacienda, que tampoco los tienen para encontrar trabajo, que la crisis se las trae al pairo, que pasan de políticos, que no se preocupan por la ropa o calzado de marca, y también sé que muchos humanos darían algo por estar como ellos.
Más de un mes en España y la sensación que tengo es que he perdido un tiempo precioso. Estoy tocando con la punta de los dedos cosas que me trajeron por estas tierras, pero, y sigo con las sensaciones, creo que en vez de solucionarlas las estoy empeorando. Tampoco esperaba encontrarme a personas tan cerriles (tercas, obstinadas, obcecadas, cabezotas, contumaces, groseras, bastas, ordinarias, rústicas, toscas, zafias, brutas o ignorantes).
En una de ellas que no estaba nada clara, después de hablar con abogadas/os, pensaba que podía, al menos, salir del estancamiento en que se encontraba, pero hete aquí que tropiezo con un marmolillo (Persona torpe o poco inteligente) y lo que podía tardar un mes, o como mucho dos, se puede prolongar años si entramos por la vía judicial. El citado tarugo no ve ni por asomo que está beneficiando a las personas que quiere fastidiar y jodiendo a las que nada tenemos que ver en sus delirios. Veo mi panga peligrar. También lo sentiría por otras personas a las que pensaba hacer beneficiarias y que no les vendría nada mal.
La segunda, que podía estar resuelta hace años, y de la que no pienso obtener ningún beneficio pero si clarificaría mi situación dentro del sistema (es una utopía, pero soñar no es malo), en teoría a mediados de este mes, empezaban los movimientos judiciales, pero por razones que no vienen al caso, se ha postergado, por lo que temo que llegue el mes de Julio y Agosto, en el que este país se paraliza con las vacaciones, y la cosa vaya para largo. Me queda el consuelo de los tontos: Ya empezó a moverse.
La tercera ni he querido menealla hasta ver un poco de luz en las dos primeras. Mis nervios/ansiedad no están para estos trotes después de dos años de paz.
Telefónica de España, sigue sin ponerme el teléfono después de tenerlo solicitado hace más de dos meses. Esta multinacional de mierda merece escrito aparte.
Como consecuencia de lo anterior, sigo sin internet. Bueno, la verdad sea dicha, gracias a Fernando que me dejó un modem inalámbrico, que aunque más lento que una tortuga, me permitía saber algo del exterior, hasta que un día dijo hasta aquí he llegado. Me ha traído otro, y aunque más rápido, pierde la conexión cuando le sale de las pelotas (si el estrés no lo tengo a tope es porque los ticos me han enseñado mucho a este respecto).
En un documento de Hacienda, resulta que soy propietario de más bienes inmuebles de los que existen en el pueblo en que vivía en Costa Rica. Lo puñetero del caso es que algo de razón llevan, pero hasta que no se desfaga el entuerto de los dos primeros puntos, estaré dentro de la vorágine en que estoy metido y que para nada deseo ni he buscado.
Fui a Endesa, para protestar por el robo descarado a que he sido sometido en la facturación en lo que va de año. La persona que me atiende me dice que tiene toda la pinta de ser una avería del reloj de discriminación horaria. Casualidad es que todo el consumo eléctrico se vaya a la tarifa más cara y no a la más barata. Me refacturarían, me dijo, pero ha pasado casi un mes y no veo que me devuelvan nada.
La persona que me acompaña en esta especie de destierro (para mí lo es), también tiene que resolver problemas y está más tiempo dedicada a ellos que junto a mí y la verdad es que la soledad que tanto me sirvió para salir de mi depresión, ahora no la soporto. No comprendo cómo pude estar tres años de mi existencia aislado en este desierto. Claro que me acerco por el pueblo, pero ¿con quién hablo? ¿Con el tendero? ¿Con el que me vende las revistas? No, por aquí la gente va a su rollo y eso de entablar conversación es sumamente difícil. Como me acuerdo del pura vida que los ticos usan como saludo y aquellas parrafadas que mi amigo Javier le echaba a quien se cruzara con él.
Con esto del internet por entregas, se me quitan las ganas de escribir en este rincón y ni siquiera he contestado a comentarios que me han hecho, cosa que me fastidia y bastante (me parece una falta de respeto). Espero se solucione y los contestaré.
He visto más televisión que en los dos años anteriores, y ¡vaya lo que se ve! Las noticias acerca de la economía auguran verdaderas catástrofes en Europa y en especial en España. Recortes en derechos laborales, rebaja en los sueldos de los funcionarios, estancamiento de las pensiones y encima los organismos internacionales advirtiéndonos que los recortes son insuficientes y que debemos apretarnos más el cinturón. Ni que decir tiene que siempre pagan la crisis los mismos. Lo que mas me jode es que España sigue siendo el país conejillo de indias de Europa; putada que haya que hacer a los más débiles se prueba aquí y se estudia cómo reaccionan el resto de los países. No me extraña, tenemos el jefe de gobierno y de la oposición más inútiles en miles de kilómetros a la redonda.
Entre col y col lechuga:
Llegue cuando las rosas estallaban después de las abundantes lluvias que por aquí cayeron.
He hecho dos viajes a Motril, lugar en el que nací. Por fin acabaron la autovía hasta la costa, la cual pasa por encima del también acabado pantano de Rules, por el cual no han metido en la cárcel a nadie y razones haylas: Se comenzó con un presupuesto equis, y después de ver que los estudios geológicos eran un desastre, se multiplico por dos (¿o tal vez por tres?); pero aquí no acaba la cosa, lo terminan y caen en la cuenta de que no hay conducciones para llevar el agua a donde se suponía que hacía falta, y con la crisis no hay dinero para hacerlas, por lo que lo único que hemos hecho es una bonita laguna artificial (En el momento que esto escribo en él hay 37,26 hectómetros cúbicos). De locos.
En Motril me reuní con mis hermanos (no con mis hermanas) y fuimos a comer a un restaurante de la playa. Una fritada de pescado, ciento cuarenta euros. Aseguro que no estaba rociado con caviar. Abundaban las brótolas, antes llamadas matagatos, y los calamares congelados.
Al pasar por el candelón grande me vinieron recuerdos de mi niñez.
Mi moto la he cogido poco. La verdad es que después de tanto tiempo sin hacerlo no me atrevo a cogerla campo a través.
Por aquí ha pasado un chiquillo estupendo, Alfredo, que en este campo y con esta piscina lo ha pasado como un enano. No salía del agua cuando la temperatura, al menos para mí, era de estar con abrigo. Para colmo le encantan los animales, y donde hay tres perros, no paraba de retozar con ellos; defendía al Fideo cuando decíamos que era muy feo.
He visto atardeceres a los que nunca les había prestado atención y tengo que reconocer son preciosos.
Aunque no colaboré, estaba en momentos bastante bajos, vi como preparaban la tierra y hacían una pequeña huerta en la que sembraron tomates, pimientos, berenjenas, melones y seguramente algo más.
Deje atrás la coleta. Eran muchas las personas que decían que lo hiciera. La verdad es que el pelo largo es un coñazo y la razón por lo que me lo dejé así ya se ha cumplido.
El mundo continúa, pero no sería sincero si no dijera que echo mucho de menos las tertulias de mi pueblo al otro lado del mundo, y por supuesto a los/as amigos/as que por allí tengo.
Llevo unos días bajos. Más bien estoy ahuevado como dicen por aquí. Hoy he estado con una apatía total y aunque he hecho un esfuerzo por llegarme al muelle a comprar pescado, solo tenia ganas de estar en la cama y de vez en cuando un baño pensando en despejar la mente. ¿Es porque me toca?, ¿Es porque voy a regresar a mi país? ¿Es que tengo el biorritmo bajo?
Lo anterior lo escribí en Costa Rica el jueves veintinueve del mes que ha pasado, y hasta hoy, ya en España, no he sido capaz de continuar y ya tengo perfectamente claro que era la segunda pregunta la causa de mi malestar. Razones no me faltaban. Lo teníamos todo preparado para nuestra salida el día cinco. Mi amiga… nos llevaría hasta el aeropuerto en mi viejo (más bien candray) carro, pero por extrañas coincidencias, su jefa, en recuperación de una operación, y a la cual la acompaña en todo momento una enfermera, decide venirse el mismo día, y llegamos al acuerdo de viajar todos en su buseta. Bien el paso del Golfo de Nicoya en el ferry, salida de Puntarenas y había quedado con… para comer en San Ramón con la idea de no hacer larga la espera en el aeropuerto. A tal punto nos acercábamos cuando el motor de esa especie de microbús, se acelera a tope y comienza a echar grandes cantidades de humo verdoso. Lo cierto es que no había forma de pararla y lo que todos temíamos era el incendio de la misma. Nadie pensó en sacar los equipajes, puesto que como es lógico lo primero que se nos vino a la cabeza fue evacuar a la enferma. Se interrumpió la circulación, que no era poca, acudieron bastantes conductores en nuestra ayuda y solo a un camionero se le ocurrió calar el vehículo con una velocidad puesta, freno pisado a tope y suelta el clutch (embrague) de golpe. No solo acudieron conductores y demás viajeros, sino lugareños de viviendas cercanas que creían se había incendiado el bosque. Por cierto que uno de ellos al ver que había españoles (no hacen mucha diferencia con los gringos) no desaprovechó la ocasión para intentar vendernos un lote. Buen invento el del celular, mediante el cual se pidió una grúa y un taxi para nosotros que la verdad sea dicha no fue mucho lo que tardo en llegar. Despedida, en especial de mí amiga…, y continuamos ruta. Llegamos al Juan Santamaría (poco se imaginaba este pobre muchacho que a falta de héroes para enriquecer una historia que no existe a él lo convirtieran en uno) con el tiempo suficiente para sacar los billetes, cambio de monedas y comer algo.
Eso sí, para esto último tuvimos que buscar una especie de caverna del paleolítico, con idea de poder fumarme algún cigarro, y aquí viene mi primer cabreo: Lo que para todo el mundo es ya una cosa normal, que los fumadores somos unos apestados, para mí no lo es tanto. Sigo sin comprender que si tan malo es para la salud, no prohíban su venta al igual que lo hacen con la cocaína, o quiten de la circulación tantos alimentos dañinos para la misma. Por otro lado tengo mis grandes dudas, por no decir que no me lo creo, de que sea el causante del cáncer de pulmón, y si no ahí está el caso de Grecia con el mayor índice de fumadores por habitante y uno de las más bajas incidencias en esta enfermedad, o lo que sobre el mismo nos cuenta Joe Vialls.
Detalle curioso: mientras en ese antro estábamos, en diferentes momentos, se acercaron por allí dos pilotos a fumar. ¿De verdad alguien se cree que todos los pilotos del mundo hayan dejado de fumar? Estoy completamente seguro de que el que el que sea fumador, lo hace en la cabina, y si ellos pueden hacerlo, el por qué yo no. Sigo manteniendo que el fumar es el vicio más estúpido que se pueda tener. Paso por aduana y mi cabreo sigue en aumento. Habíamos facturado la mayor parte del equipaje, pero llevábamos a mano mochila, bolsos, computadora y no sé si algo mas, los cuales pasaban por el escáner, preparado a tal efecto, pero para pasar por el de los humanos, nos hacen vaciarnos los bolsillos, me quitan el mechero, y cuando me dicen que tengo que quitarme las zapatillas ya no me hace tanta gracia.
María llevaba unas como las de la imagen y con recochineo le preguntamos al aduanero si de verdad cree que en ellas puede ocultarse una bomba y si es necesario que se las quite. Lo que diga la oficial, responde, cosa que como es lógico dice que sí. El caso es joder y humillarte. Disfrutan. Con los pantalones que me deben estar anchos y sin correa, se me caían y la verdad es que aunque estuve a punto de dejar que lo hicieran e ir luciendo mis calzoncillos, no lo hice, por lo que tuve que dedicar mi mano izquierda a este menester y en la derecha dos canastas con la mochila y la computadora. Ridículo a más no poder. Me cagué en la puta madre de los que no estrellaron los aviones en la Casa Blanca, aunque también estoy seguro que su inquilino no hubiera estado dentro, puesto que supuestamente él lo preparo todo. La gran mayoría de la gente con la que comentas esto, te dicen que todo es por nuestra seguridad, pero estoy convencido que la idea principal es ridiculizarnos y acojonarnos, y si no que me digan como detectan un artilugio explosivo en el equipaje facturado el cual se podría hacer estallar mediante un mecanismo de relojería o a distancia y no lo detectan en una persona caminando. Sobra tecnología para hacerlo.
Nos ubicamos en el avión y despegamos.
Pensaba tomar algunas imágenes de Costa Rica desde el aire pero las nubes lo impedían (por algo ya estamos en época de lluvias). Volamos en dirección contraria a la del sol por lo que no tarda mucho en oscurecer y llega la noche cerrada. En el viaje de ida iba contemplando las nubes sobre el Atlántico, pero en este solo se podía contemplar las tinieblas, así que largas horas nos esperan sin nada en lo que entretenerse. La pantalla que tengo frente a mi, indica que sobrevolamos Puerto Príncipe y un poco después Santo Domingo, a partir de aquí, océano bajo nuestros pies. A dormir tocan. La economía manda y no creo que haya artilugio menos adecuado que el asiento de un avión para poder dormir. Tienen que meter el máximo número de asientos, por lo que la reclinación de los mismos es mínima. Cuando se ven las primeras luces del día, no había hueso que no me doliera a pesar de no haber dormido nada, o quizás dormitado algo.
Sensación rara al ver la costa de Portugal. Estoy llegando a Europa me dije. Otra vez el mar de dudas sobre si había hecho lo correcto volviendo a verla. El poder de la mente: en las diez u once horas que duro el vuelo, ni me acorde del tabaco.
Aterrizaje en Barajas y desde que salimos del avión hasta llegar a la zona donde poder comer y por qué no fumarme algún cigarro, recorrimos kilómetros, o al menos a mi me los parecieron, parte caminando, parte en cintas transportadoras, en las cuales tenía la sensación de ser un borrego que llevaban al matadero y trenes (lanzaderas le llaman) que a través de subterráneos, te hacen perder por completo el sentido de la orientación, eso sí, una voz metálica te va advirtiendo que te cojas a las barras verticales para no caerte y que no salgas hasta que el vehículo este completamente parado.
Mientras María pedía algo de beber, salgo al exterior a fumar un cigarro, y cuando vuelvo me encuentro a María y a Patricia abrazándose. Tengo la sensación de que yo no soy el tipo que ella esperaba, mientras que a mí me paso todo lo contrario. Charlamos mientras comemos y cuando nos damos cuenta ya era la hora de coger el avión de Granada. Ya me voy adocenando. El registro para subir a este segundo avión, ya no me sienta tan mal, aunque me pregunto si lo hacen en un vuelo nacional, el por qué no se lo hacen a los viajeros del metro de Madrid o Barcelona donde ya tenemos antecedentes de que pueden colocar bombas con relativa facilidad. Nos esperan y directos a mi casa. A la llegada otra sorpresa: la Penca y el Fideo, perra que saque de un refugio y perro que recogí en la calle, no hacen el menor gesto de conocerme. Entre comentarios de bienvenida, y rememorar los amigos comunes que habíamos dejado atrás, también comentamos como va este país al que llego y en especial en lo que a mí me concierne. La compañía telefónica a la que habíamos solicitado el teléfono fijo desde Costa Rica para que al llegar no solo lo tuviéramos funcionando junto con la conexión a internet, no había dado señales de vida (han pasado más de diez días y sigo sin tenerlo), los documentos del coche y de la moto no están al día, o sea que desde mi casa, ubicada en un desierto estamos incomunicados, puesto que con el celular de María, la señal es mala [peor que cuando me fui (es curioso que la televisión digital, única existente, por ley, la tenga que recibir todo hijo de cristiano y la señal telefónica vaya a peor)], la compañía eléctrica lleva unos meses sin cobrarme la factura del consumo de electricidad y al parecer no es a mi solo (alguna putada nos tendrán reservada y espero que no sea que llegue la noche y tenga que recurrir a un cirio), le tengo que pagar al sinvergüenza de Lachica (personaje que nos vendió estos terrenos) una buena cantidad de euros porque la cita del juzgado para el juicio no me ha llegado (alguien con muy buenas ideas la debió de tirar a la basura) y han fallado en mi contra por no acudir al mismo, y paro. No, lo del capullo de mi presidente, que según él todo iba como dios y les ha bajado el sueldo a los funcionarios y ha congelado las pensiones, ha sido posterior. Con todo lo que peor me ha sentado ha sido el frio. Había decidido volver cuando por estos lares hubiera llegado el buen tiempo, cosa que suele ser en Mayo, pero no, desde el centro hacia arriba nevando y por aquí se que hemos llegado a seis grados, al menos por la noche, lo que para mí es frio polar. Casi dos años con mínimas de veintiocho grados y máximas de treinta y tres, ha sido un cambio demasiado brusco. Nunca soporte el frio, pero esta vez me ha acobardado tanto que solo se me apetecía estar en la mesa de camilla con el brasero puesto por mucha calefacción que estuviera en marcha. Han sido más las cosas que he visto en mi contra y que me parecían un mundo. He pasado ansiedad y juro que ha sido más de una vez las que he pensado en coger el avión y volverme. Algo he aprendido de los ticos, y precisamente el esperar sabiendo que las cosas se resuelven sin prisa, es una de ellas. Ha retornado el tiempo primaveral, he puesto a funcionar la piscina e incluso esta mañana me he dado un baño (el agua estaba tan fría que tengo la sensación de haber resucitado), he pasado la ITV del coche (carro) y he cambiado las cubiertas [llantas (después de dos años sin usarlo estaban cristalizadas y me aconsejaron se lo hiciera)].
A la moto que no me arrancaba, le he puesto batería nueva y ya lo hace, incluso me he dado una vuelta en ella (sé que a mi amiga… le encantaría darse una vuelta en la misma).
En la lejanía recuerdo a Costa Rica como el lugar que cumplí cosas que en este no me atreví, y valga como ejemplo el dejarme el pelo como Jesucristo. Me he vuelto a quedar solo. María ha ido a su ciudad a solucionar sus problemas. Me acuerdo de los tres años que pasé aislado en este lugar, aunque mi mundo era otro y la soledad no solo no me perjudicó sino que me benefició, pero ahora estoy seguro no la soportaría. Echo mucho de menos mis tertulias, mis atardeceres, mis amigos/as. En estos días de frio/ansiedad me he preguntado si el mundo que me he fabricado podría continuarlo aquí, y rápidamente mi subconsciente se ha enfadado conmigo. No veo ningún faro que me indique que puede ser así. Puede que si me quedo el tiempo suficiente para resolver lo que me trajo, en algo cambie de opinión, pero cada vez lo dudo más. Hoy sin ir más lejos, me encuentro solo, aparte de saludar al trío de perros, se que tenía que cambiar el sílex del filtro de la depuradora, pero por si faltaba poco, el lumbago que gracias a mi querida Tenere, a la que tanto me he alegrado de ver, lo tengo fatal y no es cosa de quedarme como una alcayata. Alguien a través del celular [en el único sitio que tiene cobertura es en la esquina de la piscina (menos mal que remitió el frio)], me dice que me vaya al pueblo a pasear y me pregunto: ¿A ver escaparates?
Sigo sin teléfono, sin internet ni la madre que los pario y todo gracias a Telefónica de España y su puta madre, pero también gracias a una artimaña, que puede que sea la definitiva, consigo salir al ciberespacio, eso sí con una lentitud agobiante. Intentaré meter lo escrito.
Este diario lo comencé el día 12 de Abril del 2007. Todos mis escritos están agrupados por meses; los últimos que veras desplegados, serán los del mes en curso, pero si quieres ver los de los meses anteriores, pincha sobre la flecha del mes actual, se cerraran los comentarios desplegados, y después vuelve a pinchar sobre la flecha del mes que desees ver y se desplegaran todos. Mis escritos los he dividido en tres tipos con las siguientes etiquetas: Depresión Diario Opinión Si en vez de verlos por meses, quieres verlos por alguna de estas categorías, justo aquí debajo, están las tres, pincha en la que desees y te las aúna. Si quieres opinar sobre cualquiera de los escritos, en la parte baja de cada uno de ellos, te aparece Comentarios: Aquí para dejar el tuyo Pincha sobre ella y te cambiara de página y en la nueva, un recuadro encabezado por Haga su comentario, el que puedes escribir tu opinión, y en la parte de abajo del mismo, tienes cuatro opciones: La primera es para los usuarios de Blogger, la segunda es para usuarios de otros proveedores de blog (LiveJournal, Wordpress, Typepad y AIM), la tercera puedes poner tu nombre o un alias o la URL de tu blog si es que lo tienes y por fin la ultima como anónimo. Una vez acabado pinchas sobre PUBLICAR COMENTARIO, y se añadirán al escrito.