domingo, 21 de febrero de 2016

¿Por qué es tan terco el cerebro?


Creo que voy mejorando de la depresión, quizás porque me estoy empeñando en llevarle la contraria a las neuronas, pero sigo con miedo a casi todo y cuando más lo noto es al acostarme.
Cuando dejo de leer, apago la luz y digo ahora a dormir, quisiera que la cosa fuera rápida pero no, me vienen a la cabeza cosas en las que no quisiera pensar sino todo lo contrario. Para una persona normal serian chorradas pero no para mí. Lo malo es que abro los ojos y me digo voy a dejar de pensar en esto, y dejo de hacerlo pero al cerrarlos sigo pensando en otro “problema” diferente y así hasta el infinito. Este “no  voy a pensar más en esto” viene acompañado de vueltas en la cama y hay veces que tardo horas en dormirme. Me entran ganas de seguir leyendo, pero me digo: No, esta no es la solución, voy a cambiar de pensamiento pero irme a algo agradable, pero nada, se ha abierto el baúl de los malos recuerdos y solo me vienen de cosas negativas desde que tengo uso de razón.
Como he dicho anteriormente estoy haciendo cosas por cojones, llevándole la contraria a lo que bajo ningún punto de vista quiere mi cerebro y hace un par de semanas me dije ya es hora de que intente recuperar mi herencia, que la abogaducha que cogí para hacerlo ha dejado en el limbo y me fui a hablar con otro abogado.  Me dijo que hablaría con su colega para que le diera la venia o algo por el estilo y me llamo un par de veces diciéndome que la había llamado y una vez le había dicho que se había operado del brazo y otra que su padre estaba enfermo del corazón. Esta p… no le da nada, me dije. Le mandé por correo todo tipo de documentos, pero me dijo que seguiría intentando ponerse de acuerdo con ella. No sé si por ley tendrá que hacerlo así.
La verdad sea dicha cuando fui a verlo en lo primero que pensé fue en denunciarla por incumplimiento de contrato, porque de dos casos que me llevaba no me ha resuelto ninguno y bien que me los ha cobrado, pero me dije no seas tonto, lo primero es lo primero.
Me ha llamado y me ha dicho que nos vemos el miércoles que viene. Me podría haber llamado el martes porque todas estas noches que quedan antes de dormirme y como si fuera un caso del que dependiera una vida me voy a estar haciendo preguntas que en si son estúpidas pero que para mí y más a esas horas son verdaderas pesadillas: ¿Se podrá hacer en un Juzgado de Granada? ¿Estará comprado el contador partidor por el abogado de mis hermanas? ¿Se podrá recurrir lo que él diga? ¿Y si alguno de los hermanos no tienen para pagarle al contador? Creo que cobran un huevo. ¿Si alguien se quiere quedar con parte de la herencia como le pagará al resto? ¿A precio de mercado o según tasación? Y esto es lo que me viene a bote pronto, no te digo en estas noches. ¿Y si se me olvida preguntarle algo?
No he dicho que tengo pastillas para dormir, pero ni puto efecto que me hacen.


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