martes, 28 de julio de 2009

Cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor. Mis hijos vuelven de Costa Rica a España

Ya en el hotel
Todo, en este universo, tiene un principio y un final, pero en lo referente la estancia de mis hijos, lo que más me ha sorprendido es a la velocidad que transcurre el tiempo.
Antes de que me diera tiempo a reaccionar de que los tenia aquí, ayer, mi hijo cargaba las maletas en el Suzuki y junto con mi amiga Vanessa los acompañábamos a san José, donde quedaban en un hotel a la espera de su vuelo.
En realidad la salida ha sido hoy a las ocho de la mañana, pero todo el que se dirige a Estados Unidos debe estar en el aeropuerto un mínimo de tres horas antes de que salga el avión (para el resto de los vuelos internacionales son dos horas). Cerca de siete horas de espera en Nueva York y salida para España.
Durante su estancia en este país, la verdad sea dicha, no hemos parado de visitar, en especial playas, aunque también han tenido tiempo, no solo de conocer a mis amistades, sino al mundo que me he fabricado.
No soy yo el mas indicado para decir como lo han pasado, aunque he visto la cara de asombro que ponía en especial mi hija, al contemplar estos parajes y la he escuchado mas de una vez decir: esto es el paraíso, pero en lo referente a mi, he echado en falta mas tiempo para hablar sosegadamente de nuestras cosas; sin prisas; reflexionando.
Cuando volvíamos, conducía Vanessa, venia agotado física (no en vano el viaje empezó a las cuatro y media de la mañana y acabó a las cinco de la tarde, con solo media hora para comer) y mentalmente (repito, seguía sin comprender que ya emprendieran viaje de regreso, cuando aun no había digerido su llegada).
Hora justa de ducharme e irme a contemplar mi atardecer. Esperaba encontrarme solo y poder ir asimilando su marcha, pero se me acerca mi amigo William, bien mamado, y fue el solo el que me hablo de sus noches agrias (así definió a las noches en las que lo despiertan sus pesadillas). No luchábamos contra soldados, sino contra niños y había que matarlos porque si no eran ellos los que nos mataban a nosotros (Volvía a hablarme de la guerra del Vietnam, cosa que no ha hecho con ninguna otra persona), me dice. Me devolvió rapido a mi mundo aunque pienso me durará poco, porque mi Yolanda está a punto de llegar y tengo la impresión de que los cambios serán drásticos.
Avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando.

Vuelven a atravesar el Golfo de Nicoya

Mi hijo conduce hasta San José

Penúltimos regalos para llevar


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sábado, 25 de julio de 2009

Isla Tortuga/Tolinga. Caí como un guiri



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Como sorpresa les tenia reservado a mis hijos un viaje a la que los ticos llaman Isla Tortuga y que su verdadero nombre es Tolinga (Deduzco que este nombre se lo habrán puesto por su semejanza a Galápagos, pensando en atraer más turistas. También corre el mito que vista desde el aire tiene forma de tal, cosa totalmente incierta. En realidad Isla Tortuga esta en Venezuela. Tampoco esta claro ni a quien pertenece ni que se puede hacer en ella).
En el embarcadero de Tambor nos espera Elvis en una buena panga de 110 CV. Enfila la cabeza del lagarto y desde allí pone proa a la isla.
>Buen maretón, nos cruzamos con la patrullera y hermosas vistas de la costa.
Recalamos en Isla Alcatraz y pasamos por el estrecho que separa a esta de la primera. La marea estaba baja y el fondo era poco por lo que había un rompiente que con una mala maniobra de Elvis podría haber hecho zozobrar la panga.
Fue lo mas bonito del día, el viaje hasta las islas.
Una vez desembarcados en la playa de Tortuga empiezo a escamarme al ver una gran fila de tumbonas de esas que los guiris utilizan para tostarse al sol, y la playa limitada por una serie de carteles en los que te advierten, que hasta allí era la zona pública, o sea que la isla propiamente dicha no la puedes ver.
Sale a recibirnos una jabalí, tan acostumbrada a los turistas que al vernos se pone panza arriba para que le rasquemos. Deben de haber gran cantidad puesto que a la hora que todo el mundo fue abandonando la isla se fueron acercando los salvajes y conté más de veinte.
Hasta aquí medio normal; habíamos llegado los primeros pero van llegando mas pangas, y ya de remate dos grandes catamaranes con multitud de viajeros, uno lleno de nacionales y otro de gringos. Todo muy organizado, horas de comida, con sus marimberos animando la fiesta, tostaduras al sol y muchas birras, sobre todo muchas birras.
Cojo gafas y aletas, me voy bordeando un roqueo en el que no hay ningún cartel que te impida el paso y llego a otra playa sin un alma. Descalzo no pude adentrarme en la isla pero estuve un buen rato desconectado de los guiris.
Comida que preparan entre Eva y Vanessa, nuevos baños y cuando nos iban a llevar a Jose y a mí a un islote coralino a bucear, nos avisan que la corriente es fuerte y peligrosa. Se fastidio el invento.
Van desapareciendo los guiris y se van acercando los jabalíes. Decidimos marcharnos nosotros también. La mar estaba brava y los pantocazos que daba la panga producían unas vibraciones que impedían no ya grabar, sino ni siquiera sacar imágenes.
Mis hijos acabaron contentos. Es lo que importa.



Estos pequeñajos parguitos son nuestra comida de hoy. Desconozco aun el acompañamiento.

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jueves, 23 de julio de 2009

Isla del Cementerio. Cabuya. Costa Rica

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Si antes dudé colocar información sobre el arbolito del que hablo en mi anterior escrito, con la Isla del Cementerio de Cabuya, me negaba a darla puesto que la misma en español, es tan escasa que solo encontré una pagina web que hablaba de ella, y no quería ser el promotor de una afluencia masiva que en nada la beneficiaria, mas habiendo tanto energúmeno, que haberlos haylos, que no respetan nada.
Mi sorpresa llego cuando busco información en ingles y si abunda. Si los gringos tienen derecho a visitarla, con más razón los hispanoparlantes, así que teniendo videos e imágenes sobre la misma me decido a hacerlo.
Ni que decir tiene, que le pido encarecidamente a todo que se acerque, no ya por el cementerio, sino por todo su entorno, lo respeten. La vida animal, por su cercanía con la reserva de Cabo Blanco, es abundante.
El cementerio es de la época precolombina, pero se sigue utilizando en la actualidad, razón de más para el respeto que antes pedía.
La habíamos visitado varias veces, pero siempre en marea alta que es en realidad cuando es una isla, con marea baja deja un camino para llegar hasta ella cosa que ocurría hoy. Nos llovió pero lo que no esperábamos es que si nos descuidamos un poco tenemos que salir de ella nadando.



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