domingo, 6 de septiembre de 2009

El escrito más largo en un blog

¿De quien puede ser?.. De quien si no, que de mi amiguita Diana.
Ella misma dice: La entrada presentada a continuación consta de muchas partes, ninguna tiene que ver con la que sigue, son 89.
Cada persona que pase por aquí, tiene un pequeño escrito en este conjunto, he allí la trampa: tendrán que leer todo para adivinar el suyo o de menos leer todos los títulos para orientarse un poco.

Sigue con mas bromas como el de hacer el titulo de la entrada invisible. ¡Por cierto!.., indirectamente, me lo ha plagiado.
Diría que escribe cosas preciosas pero se lo creería.
Es una niña tonta e insoportable.
La “parte” que al parecer me corresponde es la siguiente:

L. La Existencia Me Apuñaló.


Veo que el Sol cae por la tarde.
Se esconde entre montañas, entre cerros lejanos,
sale la Luna, las aves se ocultan,
empieza a refrescar y ocasionalmente viene la lluvia.

Veo que las hojas caen por la tarde.
Calurosas venidas con torrentes sanguinarios,
vientos en contra que desprenden desde muy dentro,
cambios del clima que llegan al centro.

Veo que las flores caen por la tarde.
Sus húmedos pétalos aterciopelados se debilitan,
pierden brillo, pierden fuerza,
y finalmente mueren secas.

Veo, veo, veo que todo cae por la tarde.
Viene y va, va y viene.
Choca contra el cosmos en una rugida bestial,
y viene después el silencio sepulcral.

Vieron incluso mi cuerpo caer por la tarde.
Fue una tarde sin Sol, sin Luna y sin estrellas.
Con música fúnebre acallando mi esencia
y mi cuerpo muerto yerto sobre tierra.


El que me tengas en el lugar numero cincuenta, no te lo perdono. ¡Me las pagaras!

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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Un clavo ardiendo y sentimientos de impotencia

Andrés, el hombre sin patria (Ya escribí sobre él)
Cada vez me siento mas un… ¿proselitista?..¿misionero?.. ¿predicador? No, no encuentro la palabra. Debo estar cerca pero no encuentro la palabra y precisamente las tres que he colocado las detesto. Quizás donde mas me ubico es en clavo ardiendo (intentar cualquier recurso o medio con tal de obtener lo que se pretende), pero que palabra es la que define a este recurso o medio, no la localizo. Quizás reciba ayuda.
No estamos en época de abundancia por estas fechas: El turismo esta bajo mínimos, el que saca quince kilos de picuda, a 1.000 colones el Kg. (muy buen precio), se da con un canto en los dientes y mis contertulios, la verdad sea dicha, no se de que sobreviven, y temo preguntarles porque me había prometido no dar un colon mas, y semejante indagación acaba mal para mi peculio.
Leer el restoPuede que por esta falta de recursos, cuando esporádicamente les llega, lo que para ellos es una fortuna, vuelven a las andadas y bien con guaro, puros, colombiana o una mezcla de todas se transportan al mundo de las tinieblas, y así digo porque hasta allí deben arribar, puesto que cuando llega la temida goma, no recuerdan ni cuantos días estuvieron en él, ni cuanto gastaron, ni por supuesto lo que hicieron.
Por estas fechas los atardeceres, no son los mas bonitos, pero no solo de alimentar la vista vive el hombre, como decía mi amiga anónima, mi mente a veces viaja, pero otras, se queda estática, inmersa en ese escenario de bosques, pangas, nubes, relámpagos y otros, donde me siento yo mismo más que nunca. El súmmum, es cuando en esta contemplación entro en una especie de éxtasis, difícil de describir, en el que no piensas.
No me dejan. Cristian, Pelos finos, aunque a este jamás lo vi fuera de si, Leroy, por citar algunos de los últimos, no me dejan.
Ayer le toco a Nelson. Son muchas las veces que se acerco a mí, incluso algunas las que ha llorado, diciéndome que quería salir del alcohol. Es un tiempo el que lleva sin hacerlo; una operación, no se exactamente de qué, pero grave debió ser, porque me dijo que jamás había visto la muerte tan cerca, le ha hecho renunciar al guaro, pero no las tiene todas consigo y prueba de ello es que me estuvo contando sus tentaciones y la persecución de los amigos, cabrones hijos de puta, que le incitan a beber de nuevo.
Precisamente ayer cuando me dirigía hacia la playa, alguien me regalo La isla de los hombres solos, sabia de mi interés por su lectura y lo difícil de conseguir por esta parte del mundo. Charlando con Nelson se nos fue el santo al cielo, regresamos andando, y cuando llegué caí en la ausencia del libro. Cojo el carro y en cinco minutos estaba en mi mesa. Había desaparecido.
Hoy pregunto en el Súper y en Los Gitanos, por si alguien lo hubiera dejado y para que se corra la voz de quien lo había perdido. Pero no, se que este no es el medio y recurro a mis amigos. Pasa Andrés con Alvarito (hermano de Toro y de Mariano a los que ya he mencionado antes) y lo llamo diciéndole que me localice al amigo de lo ajeno, me lo promete pero entre col y col lechuga: Pobrecito Alvarito, tiene una goma terrible y el patrón le ha dicho que mañana se tiene que presentar (por supuesto hoy también tenia que haber ido) y no tenemos ni para un botellín de guaro para que se le pase. Toma Andrés [le doy un billete de mil colones y unas monedas sueltas (unos dos euros)]. Rápidamente, se dirigen al Súper y a la vuelta cuando Alvarito se dirigía hacia su casa, se acerca por mi mesa y más que con palabras, con el gesto de su cara me da unas gracias de las de verdad. Continúa pero se me sienta Andrés y también hasta la hora de venirnos. Por su boca van discurriendo los pasajes en los que se ha gastado verdaderas fortunas, y casos en los empezaba siendo propietario de un terreno y acababa sin él, y que en su casa no tiene ni para comer [me dice que recurre a unas hierbas a las que llama cuadrados (supongo son una especie de bananos no dulces)], y curiosamente lo siente mas por su perro que por él.
Como norma general, todos recurren a su dios, para que los saque del pozo sin fondo en el que se hallan. Hoy Andrés, que también se lo pedía a sus padres (me recuerda que nada hicieron por él), muertos ellos, me dice que es a mi a quien promete que no volverá a tomar nada y que como prueba, le saque una foto que sirva de acta (la máquina la tenia encima de la mesa).
Hace tiempo que deje de regañarles. Simplemente los escucho y aprovecho cuando le ruegan a dios para decirles que él poco podrá hacer, si antes no se lo proponen ellos.
Estoy seguro que limpio me va a durar aproximadamente un mes, si fuera definitivo creeré en los milagros.
Siento sentimientos de impotencia, o al menos con ellos vengo hoy. Es buena gente.

picuda/barracuda


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martes, 1 de septiembre de 2009

Historia de una tortuga boba

Quien sabe si en la actualidad no es esta
En su día hice una entrada en este blog al que titule Atardeceres en mi bahía. Si fue esta la causa por la que me llego esta historia, vendita sea. Si es otra, bienvenida.
Sé que es otra.

Ese deleite tuyo con los atardeceres me recuerda mucho a una época en que, sin compromisos ni obligaciones (o con la única obligación de estudiar) pasé en Grecia, al sur del Peloponeso, con una organización dedicada a proteger a la tortuga boba.
Vivíamos en la playa, cada uno en su tienda y con un chamizo que hacía las veces de "cocina" o "sala de estar". Yo fui la última en llegar esa temporada, así que no quedaba prácticamente nadie, los huevos ya habían sido puestos y los nidos, en su mayoría, estaban ya inventariados, así que mi tarea era vigilar las protecciones contra depredadores de los mismos, hacer guardia en los que habían sido puestos en zonas "delicadas", esto es, cerca de alguna población, foco de luz, etc. y, cuando eclosionaban, hacer un recuento de los huevos y su estado. Pues bien, durante ese viaje, lleno de aventuras* y vicisitudes por otra parte, estuve un mes y medio, prácticamente sola, en esa playa. No era tan paradisíaca como deben ser las de Costa Rica, pero para mí eran lo más cercano al paraíso. Hice muchas guardias nocturnas en los nidos que estaban "a punto", pero tardé en conseguir ver a una de ellas. El regalo vino en forma de paseo matutino, sin ninguna tarea asignada, cuando en uno de los nidos habían eclosionado los huevos la noche anterior, se podían ver perfectamente las huellas de las crías en dirección al mar y pensé, otra vez me lo he perdido pero, de repente, pude ver a una de ellas, del revés, sin poder voltearse para iniciar su camino a la vida. Me tomé la libertad de hacer de Dios en ese momento, y le di la vuelta; me desnudé, y la acompañé en esos primeros pasos hacia su existencia. Fue un momento ciertamente hermoso que nunca olvidaré. Tampoco suelo compartirlo con la gente pero, de alguna manera, has sido tú el que ahora me transportó a mí a ese momento de mi vida.
Prometí volver, pero en la época de puesta, y poder disfrutar de la maravilla que tiene que ser contemplar a las madres, tan pesadas, tan despacio, hacer su tarea. No lo hice, no sé si lo haré, pero desde luego, es algo que no he olvidado.
Pues bien, durante ese viaje, recuerdo los momentos en que me sentaba sola frente al mar. Mi mente a veces viajaba, pero otras, se quedaba estática, inmersa en ese escenario donde me sentía yo misma más que nunca. Una especie de comunión pseudomística con los elementos, con la naturaleza, con la VIDA. No sé por qué, pero no suelo volver con mi mente a esa experiencia que viví, o si lo hago, por las circunstancias (como una conversación que allí me lleve) suele ser de una manera muy superficial, pero hoy, con las fotos de tu atardecer, he vuelto a revivir todo ello. Recuerdo también que, al principio, me costaba mucho dormir con el ruido de las olas, y también lo que me costó, a la vuelta, poder conciliar el sueño sin oirlas.
Me gusta haberlo recordado...

Y yo de habértelo hecho recordar.

* Cuando escribiste esta palabra, intuyo te supo a gloria.

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