miércoles, 30 de septiembre de 2009

Cadena trófica. El pez grande (gata) se come al pequeño (iguana)

Hay dos lecciones que he tenido que aprender desde que llegue a este país. La primera, bajo ningún concepto hacer un préstamo. Con una rapidez pasmosa te conviertes en el Banco de Costa Rica o Banco Nacional de ídem.
La segunda es no acariciar a ningún animal domestico. Empecé a hacerlo con dos perros que me salían al encuentro en mis paseos hacia la playa, y en especial a uno lo he tenido colgado hasta hace bien poco. Es un perro callejero nato y a persona extraña (especialmente si es gringa) que pasa por su puerta (que ha sido bastante tiempo la mía) le hace sus fiestas y lo acompaña durante un tiempo esperando algo mas.
También sin saber como, una pequeña gata blanca, se me hizo inquilina, hasta que desapareció.
Hace un par de días me apareció otra, y aun sabiéndolo, se me ocurrió acariciarla y me perdí. Si me muevo, anda detrás de mi enredándoseme entre las piernas e incluso me muerde el dedo gordo del pie derecho (siempre ando descalzo, hasta que un día me pique la segunda tarántula) con la única idea de que la sobe (le encanta sea con el pie).
Esta mañana leía y ella dormía, o simulaba hacerlo, junto a mí. Visto y no visto, aparece con una iguana en la boca (la pobre se hacia la muerta), tenia la cámara junto a mi, foto e intento hacer de dios (frase plagiada a mi amiga casualidad) quitándosela de la boca. Muy por conseguir mis caricias, pero en lo que respecta a su alimentación, sigue aquello de no hay padres para hijos ni hijos para padres. Me miró con cara de mala hostia y desapareció entre las plantas del jardín. Supongo el final de la pobre iguana.
Esta tarde seguía leyendo [Todo el día sin fluido eléctrico y el carro arranca cuando le da la gana (Mal contacto pero no doy con él)]. La gata durmiendo, pero observo no solo su despertar, sino su rápida carrera a mas de cinco metros de distancia, se agazapa, salto y sale con un garrobillo en la boca. Juego del gato y el ratón, y esta vez no quise hacer de dios.
Cuando comí a medio día le eche mis sobras y me miro con cara de desprecio. ¡Arroz y frijoles teniendo a mi alcance ricos manjares! Supongo pensaría.
Cadena alimentaria. La pequeña gata blanca, según me dijeron, fue pasto de los zopilotes.

¿Y tu qué?.. ¿whiskas o iguana?

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitivamente, yo me quedo con la iguana. A la recompensa de comer lo cazado, se restan los conservantes, colorantes y aromas artificiales de cualquier tipo de "whiskas" y se añade el sano ejercicio de perseguir a tu presa...
Besos causales.