Pinceladas de mi pueblo

En Costa Rica a partir del uno de Enero del año entrante aplican la ley de costas, no se puede construir a menos de cincuenta metros del agua, y lo que este construido a menos de esta distancia lo derribaran. Le ha tocado al bar y salón Gitanos, conocido en todo el pueblo como el karaoke. Polémica sobre si lo iban a reformar conservando sus características de construcción tica, o se iba a hacer una construcción gringanizada. Partidarios de ambas soluciones. Ha prevalecido la primera, cosa que a mi me ha alegrado.

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Las pangas, barcas de pesca, normalmente atracadas en el embarcadero, sobre el que también existe la polémica sobre si en su lugar construirán un puerto deportivo, ya las veo mucho varar en la playa.
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Aparece en la playa algo flotante del que nadie me sabe decir su utilidad. Investigo y al parecer en su día fue un embarcadero flotante. Alguien se hizo con ella, le construyo la caseta, la fondeo cerca de su casa y su utilidad dormir en la misma. Al parecer le gusta dormir con el balanceo y con el ruido de las olas. No soy el único bicho raro.
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No podía faltar mi amigo Javier. Junto a la desembocadura del río que tiene que atravesar par su negocio de venta de abalorios, han puesto un cartel advirtiendo del peligro de los cocodrilos. Su forma de ver el asunto: Ya no saben que hacer para que él no aparezca por allí. Desde luego hay que tener narices para atravesar el río como el lo hace y eso que ahora no estamos en época de lluvias y su caudal ha disminuido.








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