Mi amigo Javier, el loco de mi pueblo, y mi lugar de impregnación de buenas vibras

Muchas veces son las que he mencionado en este blog a mi amigo Javier y muchas las que intente escribir sobre él, pero después de cada intento comprendí mi incapacidad para describirlo. Es un personaje muy especial y a su vez complicado. Esperaba un momento de inspiración.
Hablaba con mi hermano en España y me dice que lo ha visto en YouTube; me guía y este video es el que encuentro.
Decimos que una imagen vale más que mil palabras, y en este caso este video lo define mejor que lo hubiera hecho yo por mucho que lo hubiera intentado (puto gringo que se me adelanto).
Que nadie se confunda y lo tome por gilipollas. El ya había hecho su negocio [los collares que tiene el gringo del final del mismo se los vendió él (son muchas las veces que lo he visto hacerlos y los conozco bastante bien)] y probablemente vería la oportunidad de seguir vendiendo. Técnicas de venta dirían por allí.
Con su inglés macarrónico se entiende hasta con los coreanos.

Por otra parte hoy estaba contemplando mi puesta de sol, no precisamente muy contento, no viene al caso la causa, llega Carlos y me pide la cámara (no es el primero que me la ha pedido), y lo que menos me esperaba es que al que pensaba captar era a mí. Me había notado raro y quiso que me viera, también puede que estén hasta las narices de que yo los tome a ellos y ellos nunca a mí.
Este diario nació como tal y cada vez lo es menos, el por qué no poner una imagen mía que defina, donde y como espero las también tantas veces mencionadas puestas de sol y posiblemente incluso haya captado mi cara de cabreo. Es mi mesa y mi postura preferida, recién duchado, mi ropa de domingo (para mi todos los días lo son), mi paquete de Delta, mi Tropical y echo a faltar mis Juanolas.
Son muy pocas las imágenes mías que he colocado (he evitado ponerlas por causas que tampoco vienen al caso) y me pregunto, y por qué no esta. Nada es por casualidad (perdona por mi tardanza en contestarte)



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