jueves, 21 de enero de 2010

Carretera Paquera/Cóbano, pesca de la picuda y promesa trascendental



La verdad es que si me aburro es porque quiero. Anteayer había quedado en llevar a mi amiga (X) a Paquera. Quedamos en salir a las cinco de la mañana para que cogiera el ferry de la seis. Hacia allí, el carro lo llevó ella; vi la salida del sol. A la vuelta conduje yo (sigo sin enterarme si puedo hacerlo o no) y sentí no me trajeran la faja en la farmacia que un día hubo en mi pueblo [los huecos (baches), no son tales, sino verdaderos cráteres (estoy en un país con varios en activo)]. Hay que tener riñones a prueba de Paris/Dakar. Ayer voy a recogerla y no trae buenas noticias. Le han diagnosticado una depresión severa (la depresión no perdona ni en el país mas feliz del mundo). (X), conduce tú que voy a intentar coger algunas imágenes, le digo. Ni con mucho están todos los huecos que son, pero quiero dejar constancia.

Hoy voy para mi playa muy contento. Me han hecho una promesa que puede ser trascendental en mi vida y quizás en la de alguna otra persona.

El ver a una madre con sus hijos utilizando un medio de transporte como es el caballo, para mi no deja de ser llamativo y se que será muy pronto cuando se deje de ver esta imagen. A plasmarla, me dije.

Coincidencia, pero mi mesa es la única que estaba libre, así que rápidamente la ocupo. Al extender la vista hacia el fondo de la bahía, veo que la concentración de pangas no es normal. Están en el sitio donde se pesca la picuda. Me alegro, porque estos últimos días, el dorado, incluso a pesar de no ser muy abundante lo están pagando a verdadera miseria (quinientos colones el kilo).

Mi amigo Williams, a pesar de haberlo maltratado estos últimos días (me niego a dale dinero para cerveza), sabe que pocos como yo lo escuchan, así que se sienta conmigo. No solo me cuenta, sino que hoy soy yo el que le sonsaca. El personaje de El coronel no tiene quién le escriba, es una mierda comparada con la historia de este personaje. Hoy entre otras muchas cosas, le saque como sospechando había robado algo, cosa que no era cierta, le metieron la mano en una tina con agua hirviendo (veo la cicatriz en su mano), para que se le quedara grabado que robar era malo (tenia ocho años), o como su madre que según el era una belleza, aparte de sordomuda, era deficiente mental, y de ella abusaba el maestro, el cual fue su padre. Ya he contado algo de su estancia en la guerra del Vietnam y de cómo perdió un brazo en Costa rica, pero su historia es interminable.

Tampoco he podido contemplar el atardecer, aunque la verdad sea dicha nada tienen que ver con los de la época de lluvias. También la gama de verdes se va apagando.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

donde andas? que nos tienes desorientados, escribe

Bettina dijo...

¿Estás de Luna de Miel ? al menos, ponnos 2 líneas para saber que estás muy bién !
Un abrazo y que todo te esté yendo muy bién, amigo !