viernes, 3 de julio de 2009

Pochote en Bahía Ballena. Su playa, su estero e ideal para el buceo

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Por una parte el tener un vehiculo, tiene sus ventajas, pero por otra te crea obligaciones y a estas, la verdad es que me cuesta trabajo hacerme. Es mucho tiempo el que llevo haciendo lo que me da la real gana y ahora el preocuparme si tiene combustible, si huelgo en la dirección, si un ruido que no detecto, me parecen mundos. El carro que por estos pagos no tenga ruidos es porque es un hibrido de tanque o un vehiculo lunar; en los dos o tres viajes que con él he hecho a Cóbano, he ido despacio intentando contemplar el paisaje, pero misión imposible, puesto que sales de un bache y ya estas esquivando el siguiente; toda una carrera de obstáculos.
Leer el restoYa son dos veces las que estuve en Pochote. Una vez casi todo el día y en el que recorrí la mayor parte de lo que de él me fue llamando la atención y anoche que viendo que llovía y que no me podía sentar en mi mesa de la bahía, decidí sentarme en el bar Momos en vez de hacerlo en Los Gitanos. Desilusión, puesto que al no haber luces que iluminen el estero estas junto a una oscuridad que mas bien parece la boca del lobo.
Mencioné que el pueblo de Pochote lo tengo casi a tiro de piedra, pero por mi estúpido compromiso de no conocer Costa Rica hasta ser residente, no había estado en él a pesar de ser varias las veces que me invitaron a llevarme.
Como siempre últimamente, fue Vanessa la que me animo a ir a conocerlo. Salimos a media mañana, diez o quince minutos de carretera y desvío a la derecha; camino que en su tiempo debió tener asfalto, y que bachear en sus cráteres es inevitable. Directo al . Curiosa boca de mar de varios kilómetros de largo en la que no desemboca ningún río. Por suponer que no quede y pienso que se formaría en la época glacial. Llegamos en marea baja y se puede atravesar a pie llegando el agua por las rodillas, pero en marea alta no habría otra forma de pasarlo sino nadando o en panga.
Retrocedemos, desvío a la izquierda y nos llegamos a la playa. Playa hermosa donde las haya. Caminamos hasta la entrada del estero y al otro lado se ve un roquedo que se adentra en el mar y, por fin, las aguas son tan claras que bajo las mismas se trasparenta. No, hoy no llevaba mi equipo de buceo así que a fastidiarse, aunque tengo claro cual será mi sitio para practicarlo, y también tengo la seguridad de que fotografías submarinas, no me faltaran, puesto que es por esta zona por donde pescan langostas a pulmón. Se que también lo hacen con tanques y con compresor en la panga pero quiero creer que el guardacostas lo impedirá.
Me comentan que a poca distancia, está la playa de los muertos, playa de arenas blancas, a la que también llaman playa nudista y la razón es obvia, los únicos habitantes de esos parajes son gringos como no podía ser menos, y en ella se bañan como dios los trajo al mundo.

Puta manía la de este país de no utilizar las lanchas neumáticas, puesto que seria la ideal para mis necesidades, así que tendré que ir haciéndome a la idea de una panga, aunque al decir panga aquí no la entienden si no es de mas de veinte pies y con un fueraborda de un mínimo de 100 CV.
Vuelta al bar los Momos y pido un pargo, el cual sobresalía diez centímetros por cada uno de los extremos del plato, pero me cabreo cuando veo viene acompañado de arroz. No se concibe una comida sin este puñetero grano.
Ni que decir tiene que el nombre de este pueblo le viene del árbol bombacáceo, con el tronco cubierto de espinas semejantes a pústulas, cuya madera se usa en construcción (según la RAE). Lo conozco y las púas son de cuidado, y suponiendo que por los alrededores deben abundar, pregunto por ellos y nadie me da norte.



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