Recorriendo Costa Rica y mi primer encuentro con la policía
Dos cosas; primera.- Hay frases y sucesos de esta vida, que por determinados motivos y cuando menos haces para que así ocurra se repiten y esto me esta ocurriendo con el dicho de Paulo Coelho: Aunque el tesoro que anhelas esté enterrado en tu casa, sólo lo encontrarás cuando te alejes. La verdad es que en este caso no es mucho lo que me tenía que alejar, puesto que por carretera, si así se le puede llamar, está a quince o veinte minutos y desde la mesa donde me siento todas las tardes a contemplar los atardeceres, en mis buenos tiempos hubiera llegado nadando (En mi mente aun me considero capaz de hacerlo). Hoy estuve viendo otro pueblo que en teoría reúne todas las condiciones que le exigía a mi final asentamiento.
Leer el restoSegunda.- Definitivamente, o ya la tengo o muy poco me falta, para tener mentalidad tica. Por no se que extraña circunstancia, me había prometido a mi mismo que hasta no tener la residencia no haría nada en este país, y cuando digo nada, me refiero a viajar para conocerlo, comprarme un vehiculo, que en este caso se trataba de una moto o fijar el lugar donde vivir. Bien, de mi residencia ni sé; creo que ya están entregados en Migración todos los documentos, pero como si no lo estuvieran, puesto que será oficial en el momento en que entren en mi expediente y tal como trabaja la burocracia por aquí y los que se relacionan con ella, esto puede ocurrir en un mes o en un año. Nada se de Fernando (especie de rata de Migración que esta con los últimos tramites), a pesar de varios intentos de comunicarme con él y mensajes en el teléfono. No pasa nada, en esta patria, todo llega.
Todo el mundo se extrañaba por mi obsesión de tener todo en regla, y en lo referente a mí residencia me decían: aquí todo el mundo está ilegal y no pasa nada, cosa que no entendía pero que hace unos días comprobé. Al parecer por estos alrededores se había encontrado un alijo de drogas y la policía no paraba de dar vueltas sirena en ristre. Me encontraba en mi mesa con David y con Andrés, cuando junto a nosotros paró la policía, uno de ellos se nos acerco, mientras la compañera, a cierta distancia, tenía puesta la mano sobre la pistola. Lo primero coger la caja de Juanolas que siempre dejo junto al tabaco y el mechero, destaparla y olerla con fuertes inspiraciones y a continuación viendo que de coca no se trataba (no se por qué sospecho que mas por color que por el olor), y tengo que reconocer que muy educadamente, nos pidió cedulas y pasaporte (debo tener una cara de gringo que espanto), enseñe fotocopia del mismo y curiosamente tuve que interceder por mis dos contertulios, puesto que ni llevaban cedula ni jamás podrían llevarla. David es un nica que lleva más de diez años en Costa Rica y jamás se preocupo por regularizar su situación y Andrés a pasar de ser tico nunca la tuvo ni creo que llegue a tenerla; nunca existió.
También es verdad, que según me dicen, desde que estoy aquí no han hecho ninguna, cada cierto tiempo hacen una redada contra los ilegales, pero un mes antes ya lo saben así que poco efecto debe causar.
Reconozco que todavía me falta un pelín para pensar en tico. Después de llevar varios días con el carro que me compré hoy me entero que ando sin seguro. Saltan mis alarmas diciéndole a mi compañera: ¡Para el carro que aquí queda inmovilizado!, a lo que me contesta, ni es obligatorio y casi nadie lo tiene. No acabo de creérmelo y mañana me visitara un agente para hacérmelo, pero lo cierto es que el estrés me bajo hasta los talones y continuamos viaje.
A las cosas no hay que darles mas importancia de la que tienen, aunque creo por aquí se pasan/me estoy empezando a pasar, no en vano estoy en el país mas feliz de Latinoamérica.
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