Día de pesca en el muelle de Bahía Ballena
Yo lo tengo clarísimo, mi tiempo es solo mío y tengo que cumplir las escasas metas que me he marcado. Nadie por muchas trabas que ponga, me lo va a impedir, y los intentos de poner obstáculos de esas personas de estrechas miras, solo me animan a llegar a ellas.
Leer el resto y ver más imágenesVerdad es que en el ultimo escrito hacia una promesa y ayer por la mañana, estuve un tiempo fuera de mi ruta, pero al llegar la tarde, perrillo en ristre (ya no se que hacerle al pobre para quitarle tanto bicho), me fui a ver a mi atardecer y cosa curiosa, la primera vez desde que estoy por acullá (en este caso de lejanía), se me sientan en mi mesa dos gringos. Mantuve una conversación agradable, y a uno de ellos, personaje interesante, le recriminé, que después de cinco años en este país hablara tan mal el español, aconsejándole que se tratara mas con los nativos.
Fiestas del perrillo cuando vuelvo, y al poco de estar aquí, llegan Vanessa y Rosa. Aquí continúa la tertulia hasta que veo se hace tarde y a Rosa o se la lleva a su pueblo o se me queda a dormir, decisión esta ultima que eligió.
No tengo comida que ofrecerle, pienso al levantarme. La llevo al Súper me dije, pero me recuerda que hoy es domingo y que no me preocupe que sin comer no nos quedamos.
Baños en la piscina, y a alguien y no precisamente a mi, le debe haber saltado la alarma del estomago y propone de irnos al muelle a pescar. Mecates (sedales) no teníamos, me acuerdo que mi hijo compro algunos arreos, Rosa experta en estas lides, prepara dos, y cuando me doy cuenta allí estábamos.
Repasaba su arte de pesca algo similar a un palangre, pero es curioso como con dos simples cajas de madera, no solo lo conservan en orden de uso, sino la facilidad con que se sustituyen los enganches de los anzuelos en mal estado.
Hemos acabado el día viendo el anochecer en el estero de Pochote.
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