Nubarrones que anuncian tormenta

Nubarrones que cito abajo

Este tiempo no es normal… esto no ocurría desde hace… años, son algunos de los comentarios con que los ticos se refieren al tiempo que esta haciendo, comentarios que por otra parte son ecuménicos, y es posible que lleven razón puesto que estamos en la época de lluvias (invierno según ellos) y hace mas de un mes que no ha caído una gota. ¡Bueno!, la verdad es, que no es totalmente cierto, anoche sin ir mas lejos cuando fui a mi mesa de la playa a contemplar mi atardecer, por encima del lagarto [grupo de montañas que cierran la bahía y que curiosamente adoptan la forma de este desprestigiado animal (lagarto por aquí es el cocodrilo, caimán, caimán yacaré o como narices se llame este animalejo que tanto abunda en el río cercano)] aparecieron unos nubarrones bajos (lo de nubarrones me viene muy bien para el estado de animo que tenia y que describiré a continuación) acompañados por una brisa ábrega, lo que me hizo suponer llovería.
Mi cabreo era supino, cosa que no me ocurría desde hace bastante tiempo y no podía ser menos que la culpa de semejante mosqueo fueran noticias que me llegaban del puñetero país que dejé atrás.
Por aquel mundo existen personas envidiosas, desgraciadas, frustradas, reprimidas, nocivas, dañinas, peligrosas, perjudiciales, aciagas, nefastas, funestas, infaustas, fastidiosas y molestas que ni joden ni dejan joder.
Tengo que reconocer que las personas a las que me refiero lo están pasando mal, pero porque se lo han buscado ellos/as solitos/as, así que deberían ser un poco humildes, pero no, son todo lo contrario, soberbios y altivos.
Mientras que al prójimo que fastidian me sea ajeno me diría: que cada palo aguante su vela, pero si me tocan la fibra sensible, atacando a alguien cercano a mí, el que me enojo soy yo. Más bien me vuelvo agresivo.
No se que tal jugador de póquer hubiera sido, pero en la vida real siempre he tenido un as guardado en la manga, y lo que estas personas no saben (donde la malicia sobra, falta el entendimiento) es que contra ellos no tengo uno, sino varios (el que avisa no es traidor).
Mientras me ataquen a mí, me resbala, pero que por mi culpa ataquen a otros ya no me atrae tanto.
¡Bueno!, si mal no recuerdo hablaba de la lluvia… Mi amiga Diana apareció en Messenger y me transporto al mundo de los tontos. Esta noche tenía el ídem subido.
Si, vientos ábregos y nubarrones. Pues bien, llovió, no mucho, pero llovió. Lluvia que aguanté estoicamente porque al igual que los hindúes se purifican en el Ganges, pensaba que la lluvia lo haría conmigo. Y así fue, notaba que la mierda, que me había impregnado después de atravesar el Atlántico, resbalaba por mi cuerpo.
Me cargue de energía positiva, cosa que según mi amigo Javier solo se consigue en ese lugar.

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