jueves, 23 de octubre de 2008

Lo que no se cuenta y que es típico de este país

No hoy no empiezo con una imagen paradisíaca, sino con la de mi pobre corazón, creo la más adecuada a lo que sigue.
En este país hay dos ritmos, el que te impone la naturaleza y el que te impone las distintas administraciones y servicios. Al primero no solo me he adaptado sino que me encanta y al segundo o acabo adaptándome, o los nervios acabaran conmigo. Son muchas las cosas que me tienen desquiciado y por citar la más cercana, jamás había utilizado el icono de guardar de Word, cosa que ya he terminado por hacer instintivamente y la razón es que cuando menos te esperas el fluido eléctrico desaparece y puede tardar en volver un minuto o un día completo. Los habitantes de la zona o bien los han convencido, o ellos han llegado a la conclusión de que es mucha la gente que se engancha clandestinamente a las líneas eléctricas, pero no necesariamente estos cortes de fluido coinciden con las horas de máximo consumo por lo que dudo mucho que esta sea la causa.
Puedes continuar leyendo... Cuando solicite el teléfono, por falta de líneas, me dijeron que hasta finales de Diciembre no me lo daban. En estas fechas por aquí coincide la navidad, el verano y las vacaciones por lo que no es difícil suponer que el país esta paralizado y no iban a hacer una excepción con un estúpido españolito al que le hacia falta, por lo que me las ingenie, para conseguirla antes. La concesión de un teléfono, no es que se dé de por vida, sino que si por aquí hay uno o varios señores que la tenían, y han muerto, las líneas junto a sus antiguos propietarios seguirán el sueño de los justos, porque a pesar de estar libres no se las conceden a nadie. Me entero de un señor que por cuestiones económicas o por otras que para nada me interesan, ya tenia una demanda judicial por lo que debía, demanda que parece que en poco le afectaba, y le propongo un trato: Yo le pago el monto de su deuda a cambio de que su teléfono, a su nombre, me lo coloquen a mi. Dicho y hecho, me trae un documento en el que no solo se da por saldada la deuda, sino que incluye la cuota de instalación y en el que dice que en un plazo máximo de quince días lo tendré instalado. Si alguien lee esto no tiene que ser muy sagaz para imaginarse que han pasado los quince días y por aquí no ha aparecido ni dios. Un alma caritativa creyéndose con ciertas influencias llama y me dice que ayer me lo instalarían sin falta; todo el día sin salir a ninguna parte y asomándome a la cancela ante cualquier ruido de vehiculo que paraba por las cercanías y el final estaba cantado, me quede sin teléfono. Hoy ya me he dicho, no te apures hombre cuando menos te lo esperes aparecerán.
Deducción lógica de no tener teléfono es que no tengo conexión internet por lo que voy a una tienda de souvenir donde tienen varias computadoras en las que puedes conectarte pagando en función del tiempo. Estos días atrás las lluvias fueron torrenciales por lo que la causa de no poder conectarme, fuese fácilmente achacable a las mismas, pero han pasado varios días de esto, esta haciendo un tiempo veraniego, pero aun así antes de subir al primer piso donde están situadas, pregunto abajo si tenemos conexión y por causas misteriosas unos días hay y otros no, así que ya no me sulfuro y lo que hago es continuar mi paseo y observando el mar me relajo.
Todo lo malo se pega y ayer aprovechando el celular de Jose, llamo a Migración par ver la forma de resolver unos papeles, me remiten a la embajada de España con la que me pongo en comunicación. Típico robot de multinacional en el que te pide para tal cosa marque el uno, para tal otra el tres; marcaba el uno o el tres y se perdía la comunicación. La imaginación trabaja rápido, engaño al dichoso robot y consigo hablar con una señorica, le cuento el caso y me remite a unas gestorías privadas, españolas por supuesto. Se perfectamente que es obligación suya tramitarlos, puesto que antes había visitado la web del Ministerio de Asuntos Exteriores. Aquí ya no me contuve y le recordé a la pobre funcionaria que el sueldo que estaba cobrando era gracias a los impuestos que he pagado a lo largo de mi vida y ante mi insistencia por hablar con el cónsul, me dio el supuesto correo electrónico del mismo.
Seguiré con mi película.


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