lunes, 21 de diciembre de 2009

Injusticias del poder. De los rollitos de culantro y de como Hacienda sangra a quien menos debe

Iba por mi barrio con mi papá y mi mamá. Veníamos de compras, y yo llevaba las dos bolsas. Frente a mi una pareja de policías, le quitaba siete de bolsitas de culantro a una viejita que las vendía por la calle. El valor de la mismas setecientos colones (menos de un euro); cien pesos cada bolsita. Papa tenga las bolsas y me acerque a los policías dirigiéndome al más joven de ellos le digo:
Ehy, venga acá oficial. No le da vergüenza quitarle siete rollitos de culantro a esa viejita. Yo siendo oficial no le quito esa vara a esa viejita. ¿Por qué no le quita la coca y la piedra a ese mae gordo que la vende ahí enfrente suya, o se mete con ese otro que vende cosas de oro robadas?
Leer el resto¿Cuántos años tiene usted?
Veintitrés
Le pegue un manazo (puñetazo) en el que le revente la nariz y le cerré un ojo y se fue a dar vueltas junto a los culantros que también rodaron.
Yo soy menor de edad, por qué no se quita el uniforme
Cuando me di cuenta estaba en la comisaría, me metieron en una celda en la que entraron siete policías y me golpearon hasta que se cansaron. Cuando yo estaba medio inconciente, me echaron dos baldes de agua. Entre los golpes y el agua tenia mucho frío. Entró el policía joven y allí jugo de vivo.
Hijo de puta, mal parido, ya no tengo uniforme.
Me cago en tu madre, le dije, y siguió golpeándome. Los que le acompañaban también me golpeaban pero lo que más me dolió es que me tiro una mecha (le escupió en la cara).
Mis padres habían llamado a mi cuñado (ya anteriormente me había contado la historia del mismo y es un personaje con cierto poder) y me sacaron de la comisaría.
Bien por coincidencia, bien por el revuelo armado, el alcalde de San José, a su vez Jefe de Policía, se encontraba allí e insistía en que me llevaran cuanto antes al hospital, pero yo me negué, dije que antes tenía que pasar por Médicos Forenses. Una vez que me llevaron e hicieron un parte de todas las lesiones que tenia, me acercaron a poner la denuncia y ya fui yo el que pedí que me llevaran al hospital. Me encontraba muy mal.
Pasado un tiempo vino a visitarme un señor sin uniforme, aunque eso si, con una pistola al cinto. Me estuvo tomando declaración e insistía en que la denuncia fuera para los siete, y yo le dije que no, que solo para el joven.
Me vino una citación para la audiencia, a la que también tenia que haber llegado el policía cosa que no hizo, por lo que solo se me tomo declaración a mi. Pienso, veo y creo en los Tribunales de Justicia… y le conté mi versión de los hechos al juez.
Hubo una segunda citación de la audiencia en la que si no se presentaba el policía lo daban por prófugo. Yo a ella no asistí, pero me dijeron que dio una versión completamente contraria a la real
Y llego el día del juicio. Para ese entonces era mayor de edad. Asistieron como testigos siete vendedores ambulantes que presenciaron lo de quitarle el culantro a la viejita y lo del manazo que le di. Desde el principio el mae me pidió perdón y quiso llegar a un acuerdo conmigo, cosa que no acepte diciéndole al juez que el solo pedía justicia. Hubo un momento en que se acerco a mi para darme la mano y delante del juez y de todos los presentes, le devolví la mecha que el me dio en la cárcel.
Le quitaron el uniforme al policía.
Final de la historia.
¿Volviste a verlo?
Si, me lo encontré en mi barrio (barrio altamente peligroso en especial para el que no viva en él)
¿Y que paso?
Esa es otra historia.

Me contaban en mi atardecer.

Iba para la playa con muy mala hostia. Me dicen desde España que Hacienda me acaba de dar otro puyazo. No se los detalles. Hace bastante poco me dieron uno y bastante fuerte. Si hubiera estado en España, hubiera recurrido convencido de la injusticia, pero inconvenientes de la distancia me tengo que joder (ya algo sobre el tema). Como no he protestado, se habrán dicho: a este le huele el pan debajo del sobaco, así que démosle otro.
A mi presidente Zapatero le falta dinero después de endeudar al país para salvar a los bancos y de otra genialidades suyas, y se lo piensa sacar a mi y a otras viejecitas con culantro.
Lastima que no me estire el brazo lo suficiente, porque posiblemente alguien se llevaría un manazo.


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