Le das la mano y se toman el brazo. De la buena pesca del dorado al consumo de colombiana.
La primera parte del titulo con el que encabezo este escrito, se les puede aplicar muy bien a los ticos (para los susceptibles: al menos a los de esta zona, o al menos con los que trato).
Ayer fui a la finca de unos gringos, en la que trabaja, de hombre para todo, el nuevo compañero (seis meses llevan juntos) de una conocida mía y al final traje el coche lleno de hijos de una y del otro, y por supuesto, también a ellos, y en no se que vehiculo vinieron el resto. No tengo claro haberlos invitado, pero el final es que la piscina más que tal parecía un hervidero no se si de humanos, peces o vete a saber. Los chapoteos llegaban hasta la calle. Uno que es educado, o pretende serlo, pregunta que qué toman y desde cerveza, hasta ron pasando por frescos tuve que sacar, y había dos, porque también apareció el amigo de una de las hijas (no se si de él o de ella) que se soplaron la botella entera.
Leer el restoPasaba la luz del día y nadie hacia el menor gesto de irse, es mas, no paraban de decir lo bien que lo estaban pasando y que volverían. Me veía dando viajes para llevarlos, puesto que a esa hora ya no pasaban autobuses, pero cuando menos me lo esperaba dicen de irse y me quedo mas tranquilo. Alguien hablo de un taxi, aunque era tal el numero de personas que pensé no cabrían a no ser que a tal le llamaran a un pickup.
Esta mañana mi cabreo era porque no recordaba ningún momento en el que yo los invitara y bastante menos el decirles que repitieran.
Esta tarde ya mas tranquilo, me voy para mi playa, pero si tenia claro que si se me pegaba algún borracho, hoy no lo soportaría, por lo que daba por hecho que no es mucho el tiempo que estaría en ella. Bastante personal en las mesas. Pesca abundante de dorado y por ende en el personal de muelle, corre la cerveza, también veo que los puros y sospecho que algo mas.
A Williams, lo veo bastante mamado; a él no le hace falta que haya dorado para estarlo, y sabiendo que es propenso a pegarme la paliza, contaba los minutos que me quedaban de estar contemplando el atardecer, pero sorpresa, llega Rebeca en su bicicleta. Ha venido de Turrialba, donde vive, a pasar unos días con la familia. Veo el cielo abierto y le digo que se siente conmigo, cosa que hace, y charlamos. Tengo que reconocer, que si te ven a solas con una mujer, dan por supuesto que la estas ligando, y respetan tu intimidad; vamos que por allí no se acerca ni dios.
Lo que temía iba a ser algo desagradable, se convirtió en todo lo contrario. No podía durar mucho. Por allí daba vueltas Aída, mujer de Mariano, que al final se sienta con nosotros. No estaba tranquila y no tardamos en saber el por qué. Mariano ha sido un alcohólico total, al igual que sus hermanos Toro y Alvarito, aunque los dos primeros dejaron la bebida va para dos años, aunque eso si, Mariano nunca ha dejado de fumarse sus puros (marihuana). Aída que ve que Mariano se aleja con algunos del grupo, sospecha, y después se lo dice, que ya también le esta dando a la colombiana (coca).
Aída tiene razón para estar irritada. Nos desgrana su relación con las drogas. Se caso y aunque de este primer marido no cuenta su historia, murió, por lo que volvió a casarse con otro. Este le daba al alcohol y a las drogas, pero lo peor es que cada vez que venia en el otro mundo, a ella no le faltaba la correspondiente paliza. Divorcio, que dice que pago ella, y esta vez se junta con un gringo muy buena persona, nos asegura. Había estado en Vietnam y era ingeniero. Tiempo de felicidad, pero sin saber el por qué, también entra en el mundo de las drogas. Pasa de la coca al crack y desaparecía una semana la cual estaba encerrado en la habitación de un hotel; ella llamaba a la policía, a los hospitales y a cualquier otro sitio donde sospechara podía haber recalado. Ni que decir tiene que volvía hecho una piltrafa. No soportaba verlo así, me dice que sufría ver a una buena persona en esas condiciones y no solo lo deja sino que se aleja del lugar donde vivía.
Razones tiene para temerle a Mariano.
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4 comentarios:
De verdad que no me explico, como puedes convivir con esa clase de vecinos, te marchas de España para irte al lado de borrachos y drogatas, ¿ de verdad eran esas las vivencias que tenian que hacerte feliz? perdona que sea tan directa, pero es que yo no lo entiendo, yo estaria muerta de miedo.Un saludo cariñoso
Amiga Morgana, se perfectamente los inconvenientes de lo escrito. Mis dotes literarias dejan bastante que desear y si además le sumas que puede que no hayas leído otros escritos de este blog, en los que exalto las virtudes de estas gentes, te puede dar la impresión que vivo en un país de degenerados drogadictos, y nada mas lejos de la realidad. Ante todo, te puedo asegurar que son buenas gentes. Difícil es que por aquí, y siempre me refiero al lugar en el que vivo, se de un robo. Te asombrarías de su solidaridad. Nadie se quedara sin comer sabiéndolo ellos.
No quita para que también sea difícil que piensen en el mañana.
En cuanto a la bebida y las drogas puede que no estés al tanto de lo que se consume en España. Casi con seguridad, te diría que no existe otro país en el mundo con tantos bares por habitante. También tan pocos en que la bebida sea tan barata. Por aquí el precio de una cerveza es el equivalente a una hora de trabajo.
En fin, amiga Morgana, al igual que siempre me alegra tu visita.
Hola José Manuel, me alegra saber que estás bien... que bueno volver a leerte...
Te envío un fuerte abrazo desde España.
Coño Rosa, ni te imaginas lo que me alegra tenerte de nuevo por aquí.
Veo que has vuelto por tu blog después de más de un año. También me alegro.
Pasa el tiempo, conoces gente nueva, cambias de ciudad, vives experiencias inolvidables, vuelves a cambiar de lado para seguir descubriendo nuevos rincones, creces, miras atrás y pareces no saber quien fuiste algún día, pasa el tiempo y cuando quieres darte cuenta de quien eres y donde estás descubres que nunca te fuiste realmente y que todo continúa igual...
Suscribo totalmente tu bonita reflexión.
Espero saber más de ti.
Creo sigues con tu música.
Un beso
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