jueves, 24 de diciembre de 2009

Veinticuatro de Diciembre. Un día más

Tan en mi mundo estoy, o al menos pretendo estarlo, que si no hubiera sido por este aparato que tengo frente a mi, el día de Nochebuena hubiera pasado completamente desapercibido. Han sido varias las felicitaciones que he recibido en estos días pasados, absolutamente todas, de la otra parte del mundo. La que más me ha llamado la atención, una que he recibido de un excompañero de la última empresa en la que trabajé.
Leer el resto y algunas imágenesLeo en mi alerta de Google para depresión: Uno de los padecimientos mentales que afloran en esta época del año es la depresión navideña, misma que puede surgir cuando un individuo experimenta la muerte de un ser querido, por la imposibilidad de reencontrarse con personas con las que hace tiempo no convive, ó por la falta de recursos económicos que le impiden comprar ciertos artículos. Cada vez voy comprendiendo mas el por qué Costa Rica es el país mas feliz del mundo. Tengo la total seguridad de que ninguna persona de las que conozco por este lugar, la padecerá por esta causa.
Jamás me ha gustado que me indiquen el día en el que tengo que pasarlo bien, ser bueno, o acordarme de los niños que mueren en África por falta de alimentos, razón por la que las navidades, nunca han sido fiestas de mi devoción. En especial aborrecía las dichosas comidas de empresa, a las que trataba de evitar.

La crisis también ha llegado aquí. El año pasado vi alguna barbacoa (un bidón partido por la mitad sostenido por cuatro patas) con unas patas de chancho a la braza; este año ninguna. El camping, estaba lleno de tiendas y aunque se ve gente de fuera, deben estar en cabinas porque no he visto ninguna.
Al ir a ver mi sagrado atardecer, me he dicho: tomaré algunas fotos y cuando vuelva las estudiaré a ver si veo algo que se salga de lo que es normal de un día cualquiera, cosa que estoy haciendo en este momento.
Lo primero que veo es la oficina de turismo de mi amigo El Negro (imagen que encabeza este escrito). Le pregunto que si ha conseguido algún tour, y me dice que ni uno.

En la playa un grupo de turistas holandeses. Si, se sale de lo normal. En cuanto se va el sol, dejan de achicharrarse, cogen su buseta y se van.

Los gringos, al igual que todos los jueves se reúnen en su mesa. No están todos.

Aunque hay mas carros de los normales en sus cercanías, el Bar Los Gitanos no esta muy animado que se diga.

En el restaurante de Mariana, no hay ni una mesa ocupada.

Los chavales juegan al futbol al igual que cualquier tarde.
Definitivamente un día normal.

Ah… por si las flies. Ni se me ocurrirá poner TVE. Lo que me faltaba era tragarme el discursito del rey.


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Cof, cof (toso antes de entrar, para que no me riñas).
Pues a mí me gustan. Tienen un no sé qué que qué se yo... Seguramente me recuerdan lo que sentía cuando era pequeña y no me quiero desprender de ese sentimiento todavía, además, si nieva (y ya van dos los años en que lo hace) las navidades se convierten en la pera limonera...