sábado, 19 de diciembre de 2009

Manada de congos aullando al alba



Hay señales. Repito, algo esta cambiando. Ayer fue María la que se puso en contacto conmigo; pronto aparecerá por aquí, aunque se perfectamente que no es ella la señal que espero. La tertulia de anoche fue de lo más variopinta, se mezclaron desde los más aventureros, hasta los más “cultos” y en este caso también “cultas”. Ni que decir tiene que tampoco faltaron drogatas.
Me prestaron un libro. Bien raído, pero al fin y al cabo un libro. Que esto ocurra, al menos para mi, y más por estos pagos, es una muy buena señal. Leí bastante del mismo mientras escuchaba la lluvia, lluvia que al haber llegado el verano hacia tiempo que no caía, pero anoche lo hizo bien fuerte. El ruido de la misma sobre las chapas de zinc del tejado, no dejaba escuchar ningún otro sonido.
Me despiertan otros gritos. Apenas clareaba el día. Por la causa que fuera los congos aullaban como también hacia tiempo. Seguiré durmiendo, me digo, pero los puñeteros estaban por no dejarme. Bueno, al menos me entretendré en grabarlos.
Desayuno y sigo con el libro. Ahora solo los oigo.



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