De cómo puede peligrar la tercera pata
Nueva zapatiesta, miaus de ya he acabado, abro la puerta y efectivamente no veo el garrobo, pero me quedan serias dudas de si este no había vuelto por donde había venido.
Pasan los días y mentiría si no dijera que todas las mañanas al sentarme en tan noble artilugio, me acordaba del bichejo. ¿Y si sale sigilosamente y ciertos atributos le sirven de ayuda para abandonar definitivamente semejante lugar? No estaba a gusto.
Hoy salía de la piscina y voy a echar una meada y pum, aquí estaba de nuevo el bichejo. Piensa, me dije, por las mañanas no serás feliz, así que búscate una solución mejor que la del otro día.
Busco un mecate, hago una lazada, se la paso por el cuello y lo cazo. Voy con él a soltarlo en la calle, pero el nudo no quedo lo suficiente apretado así que cerca de la puerta, se escapa, esta vez la gata si estaba al acecho, el garrobo primero se defiende enseñando sus dientes, pero cambia de táctica y se hace el muerto, táctica en la que la gata es experta así que se pone a jugar con él y aquí me las iban a dar todas. Les empujo a los dos, los saco al patio, cierro la puerta y dejo que lo que tenga que ocurrir ocurra.
No se el final del garrobo, si de la gata, ahora mismo duerme junto a mis pies.
Cosas que solo me pasan a mí, seria la etiqueta.
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1 comentarios:
Jeje, que bueno!
tu los has dicho..."cosas que solo te pasan a ti", jeje
Vamos, yo escucho un ruido en el baño, y me encuentro eso..., y no me hace falta mas..."soy el tio mas afortunado del mundo", jeje, que felicidad ( para mi ), jeje...
Un saludo!
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