domingo, 3 de mayo de 2009

Río Pánica y la ciudad del mismo nombre

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Mi amiga Vanessa, a primeras horas de la mañana, me dice que si quiero ir con ella al río Pánica. Con el bañador que tenia puesto, una camiseta y la mochila en la que echo un par de cervezas, un refresco, tabaco y la máquina fotográfica, estoy listo para la marcha.
Me llego a su casa y esperamos un poco a que llegue su hermana Verónica. Llega con su cuadraciclo (Es cojonudo que ni esta palabra, ni cuadriciclo, ni quad, aparezcan aún en el diccionario de la RAE) y nos abre camino. Nosotros vamos tras ella en un todoterreno.
Atravesamos Pánica, ciudad, al igual que todas las que me rodean, con las casas desperdigadas a lo largo de la carretera y no tardamos mucho en llegar al río.
Todo lo que he visto durante el trayecto es bonito, pero al llegar al río, tengo la sensación de haber llegado a la naturaleza salvaje y nunca mejor dicho puesto que sé perfectamente que aguas abajo, en un anchurón, los cocodrilos se broncean al sol. Mi esperanza es que como todo bicho viviente les tenga pánico a los humanos y estén alejados, pero también dudo, porque también sé que están en época de cría.
Varias familias con un fuego encendido, la leña no les falta, para cocinar. En el agua bañándose todos los críos y algún que otro mayor. Una cuerda colgada de un árbol, en la que imitan a Tarzán y como es de suponer el aterrizaje en el agua; también me llama la atención que las mas osadas sean las niñas.
Mujeres que se han traído el champú y aprovechan para lavarse la cabeza y señora mayor que se mete en el agua con la roa que traía.
Solo llegar, me meto al agua y nadando me llego río arriba; un árbol caído sobre el mismo me impide seguir. Vuelvo, me coloco unas gafas y veo el fondo, veo peces, aunque pequeños; me dicen que los hay de bastante buen tamaño.
En la otra parte del río continua el camino, pero solo por estas fechas se puede pasar, e incluso corren el riesgo te atascarse, de hecho en poco tiempo lo hacen un cuadraciclo, que en determinado momento flotó sobre el agua, un todoterreno y un chaval con una bicicleta de montaña.
Vanessa mete el todoterreno en el agua para lavarlo. Antes de acabarlo, observamos que una de las ruedas traseras esta casi desinflada así que nos damos prisa para volver.
Bonita mañana.

Con posterioridad me dijeron que fue imprudente por nuestra parte estar donde estuvimos. Lluvias aguas arriba del río y que ni sabríamos de ellas en caso de haber ocurrido, podían haber traído una cabeza de agua.

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