viernes, 25 de mayo de 2007

El obsequio de la oportunidad

Querida Dedie: Mi psiquiatra me decía que las mujeres tenéis lo que comúnmente se conoce como sexto sentido mucho mas desarrollado que los hombres. Esto que yo ya lo sabía, hizo que me reafirmara en mis creencias. No puede ser coincidencia que en estos días, en los que me encontraba fatal (Esta mañana ha amanecido con una lluvia pareja y sin tormentas y parece que estoy mejor), Tres mujeres se hayan acordado de mi. Una de la que no voy a dar datos, me llamo por teléfono interesándose por mi estado. Tengo configurado el blog de tal forma, que cuando alguien me pone un comentario en él, recibo un correo. Estaba en la cama, cuando escuche el aviso de que había recibido uno, aunque no me levante, estaba convencido de que era un comentario tuyo. Seguí en la cama pero mas reconfortado pensando que te habías acordado de mi. Te vuelvo a repetir que no lo había comprobado, pero después cuando me levante evidencié lo que para mi era seguro, y date cuenta que lo pusiste a una hora que no es normal en ti. Puede que yo también lo tenga algo desarrollado, porque lo que si es verdad es que no creo en las meigas, aunque según vosotros haberlas haylas. Por la noche fue Rosa la que me llamo por videoconferencia y también me resucitó.
Después de esto quieres que me dirija a mis compañeros pidiéndoles perdón. Si vuelves a leer el escrito en el que me dirijo a ellos, les digo que le pregunten a Isidro, medico de empresa, para que les confirmara que yo había pasado una depresión. Te voy a contar el por qué los envío a él. Ya en este mundo me da igual todo, aunque si me molesta ir de victima por la vida, así que lo tomas como una información de la que tu sacas tus conclusiones.
En plena depresión, una mujer que había pasado otra, me dijo que ella volvió al trabajo, y la relación con sus compañeros le hizo salir de la misma. Aún en contra de la opinión de mi psiquiatra, yo hice lo mismo. Me hundieron tanto que fui en busca del citado Isidro llorando a lágrima viva, pidiéndole que hablara con ellos para explicarles lo que era una depresión y que me dejaran tranquilo. Esa fue el clavo mas cercano que encontré, después lo que hice es recordar los consejos del psiquiatra y volvi a dejarlos en su mundo.
Cien mil veces solo antes que mal acompañado.
Un abrazo

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