lunes, 7 de mayo de 2007

Viaje a mi pueblo. Extrañas sensaciones que he vivido


Escribo a toro pasado, dejando que las emociones se asienten, e intentando reflexionar sobre las extrañas sensaciones que he vivido los últimos días.
Es rara la semana que no me llama Jean Marie, marido de una de una de las hermanas de mi ex, belga para más señas, aunque ya son muchos los años que radica en España. El final de la conversación, siempre es la misma. Insiste para que baje a pasar un día con ellos. Sigo mi norma de no hacer proyectos que después no pueda cumplir, así que siempre le digo que lo pensare. No se por qué esta semana he tenido la idea fije de bajar, pero no fue hasta el viernes por la noche cuando tome la decisión. Cogí el teléfono, y me puse ha hacer llamadas a ellos a mis hermanos y a mi madre, diciéndoles que al día siguiente me pasaba a verlos.
Aclaro que desde donde yo vivo, en mi encierro, hasta Motril, pueblo en el que nací y donde viven todos ellos, hay cuarenta y cinco minutos de viaje, pero la sensación que tenia cuando bajaba es que era un viaje decisivo. En el fondo iba pensando en que este viaje me iba a despedir de todos ellos. Veo que se acerca el verano, y que en teoría es poco el tiempo que me queda en este puñetero país.
Directo a la casa de mi madre (Nunca he dejado de decir mi casa), lloros al verme, nunca ha comprendido por qué nos hemos separado Rosi y yo, ni entiende como puedo vivir solo. La encuentro con los achaques lógicos de una mujer mayor pero bien. Rato de charla pero cuando me despido, lo hago convencido de que es la última vez que la veo.
Yo había insistido en que nos fuéramos a comer a un sitio cualquiera, no por gusto, sino por evitar empeorar las relaciones entre mi ex y sus hermanas, pero fue Mari Pepa, mi cuñada la que insistió en que nos reuniéramos en su casa, hasta el extremo de anular una comida que tenia con unos amigos.
Casa preciosa la que se han hecho con unas vistas maravillosas. Van llegando mis hermanos, sobrinos, sobrinas, hasta que nos reunimos catorce. Típicos entremeses, cervezas y se va estableciendo un ambiente, en el que noto, el buen rollo que se esta viviendo. Yo me siento como les digo en un determinado momento el doble de bien que ellos. Hacia años que no me reunía con tantas personas, menos en un ambiente tan agradable y sobre todo captando que me seguían teniendo afecto.
Llegue a sentirme tan bien que hubo un momento en el que pensé que si se podían vivir momentos tan agradables en este mundo, el por qué me tenia que ir a otro. Comprendí que son momentos especiales que se dan en esta vida, y que rara vez se repiten. Con mis hermanos he perdido la cuenta del tiempo que hace que no nos reuníamos, y mis cuñados y sobrina, yo creo que les afloraba el querer demostrarme, que el echo de haberme separado de su hermana/tía, no era óbice para que a mi me siguieran queriendo. Despedida que para mi fue un hasta nunca, aunque algo se me desgarraba dentro.
Viaje de vuelta con mi hijo, y siguen mi mala conciencia. Esta vez pensaba que por qué mi ex aunque me haya dejado a mi ha tenido que perder la relación con su familia. Me sigo sintiendo responsable de que esto ocurra. Pase de un bienestar algo fuera de lo común a sentirme responsable de un crimen que estoy seguro de que no he cometido al menos conscientemente.
Hoy lunes tengo claras las ideas o al menos eso creo. Tengo que romper con mi pasado y comenzar una nueva vida.

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