martes, 1 de mayo de 2007

Perro vagabundo. No abandonéis a los animales


Me levanto; hace un Buen día de sol, voy a dar mi paseo y primer contratiempo. El perro vagabundo también me acompaña. Pasa una moto y el dichoso perro la persigue, el motorista se para y me echa la bronca. Yo que ya iba con los cables cruzados (el día, después se nubló y bajaron bastante las temperaturas), le disparo con más mala uva que la suya, que fuera a buscar al sinvergüenza del dueño que lo abandono y que le pelee a él, que el perro no es mío. Aunque al pobre motorista entre el perro y yo le hayamos dado el mal rato y le haya dicho que no es mió, estoy viendo que al final lo será. Desde luego de aquí no hay quien lo eche. El caso es que le gana al Chumbo si no en saltos de altura, por lo menos en ratonería. Todavía no he descubierto por donde entra y sale pero el caso es que lo hace cuando le apetece.
Yo de siempre he sabido, que los gatos eligen territorio y los perros jefe (Líder, cabecilla, guía o como ellos lo denominen) y que no necesariamente tiene por que ser el dueño. El caso es que este me ha elegido a mí y ya no hay quien lo eche de aquí. Me ha debido ver cara de tonto. Hasta aquí todo mas o menos normal, pero lo que yo no sabia es la jerarquización que hay entre ellos.
Mientras todo lo que hacia el, era regañarle para que se fuera y no darle ninguna comida, porque sabía que en el momento que lo hiciera es cuando ya la cosa no tenia remedio, el Chumbo y la Penca, lo aceptaban. Viendo que me ganaba en cabezonería y que por mas que lo echaba, mas pronto volvía, pensé que se iba a morir de hambre, razón por lo que le saque un cacharro de pienso. Aquí empieza la no aceptación, celos o lo que sea, el caso es que ni Chumbo ni la Penca lo dejan acercarse a la comida y la Penca es que incluso hace guardia junto a la ella para que no la toque. Pienso que tendrá parásitos hasta en el rabo por lo que decido ponerle un collar contra los mismos, los otros dos se creen que lo estoy llamando para acariciarlo, y le atacan pero no en plan de juego, sino a matarlo. Cuando salgo para hacer algo, ya no tengo que ser yo el que le regañe, son ellos los que se encargan de tenerlo alejado de mi y no precisamente con buenas maneras. En otras palabras no lo aceptan en la manada. Me imagino que para que lo acepten tendrá que hacer meritos. Los observare para ver en que consisten. La solución en el próximo capitulo.

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