jueves, 20 de diciembre de 2007

Mitos sobre la soledad

Con esta, creo, es la segunda vez que escribo, en este mi diario, sobre la , y es que hay axiomas que todo el mundo da como lógicos, sin haber meditado sobre ellos lo mas mínimo. En primer lugar, no es lo mismo estar solo que sentirse solo y al igual que con la depresión, nadie puede escribir sobre ella excepto los que la hayan pasado, sin embargo empezando por la Real Academia, en sus dos acepciones aplicables a los humanos, los creadores de estadísticas y los típicos sabelotodo, dan por hecho de que si no es una enfermedad psíquica, al menos es una desgracia que le ha caído al personaje solitario. Los anacoretas o ermitaños, gozaban de cierto prestigio; hoy, sin embargo, al solitario, se le considera una víctima.
Para mi es curioso, que hoy en día, la mayoría de los que hablamos de un tema, lo hacemos aseverando, somos expertos en todo y se ha perdido lo que es discurrir sobre las razones, probabilidades o conjeturas referentes a la verdad o certeza de algo, o sea, opinar. Yo que puedo dividir mi vida en épocas de más de diez años cada una, la de navegante, azucarero y suministrador de agua potable a poblaciones, en ninguna de ellas, no solo no me creo con la posesión de la verdad, sino que sé que no se nada.
Leo la siguiente estadística: El 26% de los americanos se califica de solitarios crónicos. El 54% de los franceses afirma haber sufrido de soledad alguna vez. El 30% de los españoles dice sentirse solo con frecuencia, el 40% confiesa no tener ningún amigo íntimo y el 20% declara haber tenido problemas de depresión. Nótese lo de cronicidad y depresión como algo inherente a la misma; y esto otro: Ni los millones de teléfonos celulares o móviles, ni el chat, ni la facilidad para los viajes llenan el hueco interior que crece en miles de occidentales. Bien escribía Víctor Hugo que el infierno está todo en esta palabra: soledad. Si al final de la vertiginosa carrera promovida por el individualismo se encuentra la soledad ¿Merece la pena seguir en la competición? Pues bien, Víctor Hugo, sabría mucho de teatro de poesía o de novelas, pero ni puta idea de soledad, o al menos si paso por ella, no es la mía.
Le temo a hacer una relación de algo, porque cuando las he hecho siempre alguien se ha dado por aludido y no me han llamado precisamente bonito, pero en mi tres años de soledad, y vuelvo a insistir, voluntaria, me encuentro con derecho a poder opinar, y a bote pronto voy a enumerar algunas de las ventajas que yo le veo:
Me acuesto y me levanto cuando me lo pide el cuerpo.
No tengo ningún horario que cumplir.
Todos los días son fiestas.
Como lo que se me apetece y cuando se me apetece.
A nadie tengo que darle explicaciones de mis actos. Por supuesto no tengo jefes y mucho menos que sean majaderos.
Tengo tiempo para escuchar, no la música que me imponen, sino la que he seleccionado porque es la que me gusta. Esto mismo lo puedo aplicar a leer un libro o ver una película.
Veo los documentales a la carta, siempre relacionados con el tema que tengo in mente.
Haces trabajar a la imaginación como nunca jamás lo has hecho.
La ropa que te pones, es la adecuada a la temperatura ambiente. Ni ha de seguir ninguna moda ni ser de ninguna marca conocida.
Aunque la mayor parte de mi vida me he dejado crecer la barba, para nada tengo que recortarla para cuidar tu aspecto. Crece a sus anchas.
No tengo necesidad de peinarme. No confundir con la falta de higiene.
Vivo el momento presente, con ramalazos de futuro, pero sin que este me obsesione.
No tengo problemas de aparcamiento.
No se lo que es que el autobús se retrase.
Si se va la luz no quedare atrapado en un ascensor, según la Ley de Murphy.
A nadie le tengo que seguir la corriente si dice una estupidez.
No aguanto los ruidos que hacen los vecinos con la remodelación del cuarto de baño.
Para nada el trascurso del día se me hace aburrido. Me falta día.
Ahora que se acerca la navidad, no tengo que ir a la comida que ofrecen las empresas, a las que no estas obligado, pero si no vas, estas fichado.

Pienso en muchas de las personas que por mi vida han pasado y que mas quisieran, poder hacer, ya no todas las cosas que yo puedo hacer, sino siquiera un par de ellas.
Para nada soy infeliz en mi soledad y pienso que ella como algo que con el tiempo te enseña lo que fuiste, eres y serás. Otro seria el mundo si todos participáramos de estas enseñanzas.
En cuanto a inconvenientes, se que los tendré, pero por ahora no han llagado.

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Recomendacion de un libro a proposito del 'decalogo' de ventajas del solitario:
'Los Vagabundo del Dharma', de Kerouac.

Perro verde dijo...

He leído algo sobre de que va, pero es que también para la lectura soy un bicho raro. Si a la tercera pagina no me ha enganchado lo mando a dormir el sueño de los justos, en especial cuando pienso que me están adoctrinando sobre algo. De todas formas intentare hacerme con él.

Anónimo dijo...

otro autor 'solitario radical' recomendable: Knut Hamsun (premionobel)
El de Kerouac se pasa con terminologia y sartas budistas, poco recomendables para escépticos que no se dejan adoctrinar,,