jueves, 15 de mayo de 2008

Esquilmar los océanos. Poco se habla de ello


Cuando escribía sobre la tierra cultivable, sin querer pensé en los mares. Es instintivo que cada vez que hablamos de la degradación de este pobre planeta, pensemos solo y exclusivamente en la parte terrestre del mismo.
Ya he mencionado por alguna parte que desde que tengo uso de razón he sido un aficionado al submarinismo y he sido testigo de la muerte de toda forma de vida en el trozo de costa en que disfrute de mis primeros baños, pero es que posteriormente por causas que no vienen al caso, estudie Marina Mercante y son muchos años la que he vivido encima de los océanos y aunque ahora vivo un poco retirado del mar, los últimos años de mi vida pienso pasarlos a sus orillas. Mis instintos acuáticos los tengo bastante desarrollados.
El que de los océanos nació la vida es una cosa que todos tenemos asumido, pero tal y como van las cosas, puede que también sea de donde primero desaparezca.
España de toda la vida ha sido un país de pescadores. Fueron españoles los primeros en pescar en caladeros que hasta entonces nadie conocía, como son los de Terranova, Gran Sol y Pequeño Sol, así como los situados frente a la costa de Canarias en África. Serán bastantes los que se acuerden, que tuvimos un conflicto diplomático con Canadá a causa del fletan negro, especie de lenguado, pero que ni se conocía a causa de las profundidades donde tiene su hábitat. Los canadienses nos echaron de allí de mala forma, pero es que si ahora vamos a un supermercado y compramos gambas, si nos fijamos en su procedencia, veremos que vienen del Estrecho de Magallanes y ya casi de ultima hora, la captura de un pesquero español, el Playa de Bakio, frente a las costas de Mali. Hemos esquilmado nuestras costas y ahora lo estamos haciendo con las de los demás. Aun así somos hermanitas de la caridad si nos comparamos con otros países especialmente Japón.
Todos los mares del mundo están plagados de redes de deriva, de kilómetros de largo que son las que más usan los japoneses. Gran parte de la controversia actual en torno a las mismas, se debe a la expansión de las pesquerías japonesa y taiwanesa del atún en el Pacífico Sur. No comprendo como después de haber firmado un acuerdo a nivel internacional en el que se prohíbe la pesca de la ballena, ellos siguen haciendo grandes capturas con el rollo de que es para fines científicos.
La sobrepesca es una de las principales razones que está cambiando de forma dramática la biodiversidad de los océanos y acabando con la vida de los fondos marinos.
Anualmente se pesca una cantidad de 140 millones de toneladas de pescado. A medida que se agotan lo caladeros, los barcos pesqueros van buscando otros nuevos, se pesca cada vez a mayor profundidad y se captura pescado más pequeño. A esto añadamos los vertidos urbanos industriales, las mareas negras, fertilizantes, insecticidas o productos químicos, de los que más de medio millón terminan en el mar, radiactividad o metales pesados.
Las tres últimas décadas han sido especialmente catastróficas para la vida en los océanos y es ahora cuando el ser humano se da cuenta de la importancia que tienen para la vida. Extensas áreas de marismas, más del 50 por ciento, un 35 por ciento de manglares y un 30 por ciento de arrecifes coralinos del planeta se han deteriorado de forma alarmante. Las víctimas mas directas los dos mil millones de personas que basan su dieta alimenticia principalmente en los productos de mar.

Con posterioridad escribí , que amplia lo aquí escrito.

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