jueves, 26 de abril de 2007

A mis supervivientes plantas.


Esta mañana justo acabando de meter mi anterior comentario, paso de hacer un día estupendo de sol a ponerse el cielo de un gris oscuro, fuerte tormenta y un pequeño diluvio. Con los primeros truenos se me fue pasando el malestar, hasta llegar a esta tarde, que incluso estoy optimista. He pensado dedicarme a pronosticar el tiempo, pero pienso que no es mi fin ultimo en esta vida. Sí, estoy seguro, los baches son cada vez mas cortos y espero aquello de Se ira como llego, Se ira sin avisar. Sueño con ello.Se que por la parte de atrás había dicho de hablar de flores. Aunque no exactamente de flores, hablare de la agricultura en general que para mi es una ciencia y no por cierto fácil aunque la cataloguen como una actividad y eleven a la categoría de ciencia a la agronomía.
Me gustan todas las ciencias en general, pero por mucho que he leído sobre árboles, plantas, sobre su siembra, cuidados durante su vida, abonos, podas y demás he llegado a la conclusión, de que si tuviera que dedicarme a ella soy un completo negado.
Nunca he visto ciencia o actividad más inexacta que la agricultura. Aquí se puede aplicar perfectamente el efecto mariposa. Son tantas las cosas que pueden influir sobre una planta y la mayoría impredecibles que no comprendo como a un agricultor no lo elevan a la categoría de universitario. Me diréis que ya existen Ingenieros Agrónomos, pero os aseguro que he tratado con ellos y nada que ver con los conocimientos del agricultor de a pie.
Aquí tengo bastante terreno el cual en un principio era un olivar. Cuando la compre mi primera operación hacer un análisis de la tierra para saber que árboles eran los más adecuados para la misma. Elección y sembrado de los mismos procurando fueran autóctonos de esta zona y previo estudio de polinizaciones y otros. Deje un claro para la siembra de verduras, ajos, habas, zanahorias y todo lo que yo suponía era necesario para ser autosuficientes con respecto a lo que la vendita tierra nos podía ofrecer. He omitido que me hice con una verdadera biblioteca de libros del tipo de La siembra de…
No me faltaba de nada: Motocultor, desbrozadota, cortacésped, azadas, almocafres y todo tipo de nutrientes que existieran en el mercado.
Un verdadero desastre. No conseguí sacar una cosecha en condiciones. Llevaba muestras de hojas o de frutos para que las vieran los entendidos y cuando no era por exceso de agua, era justo por lo contrario las plagas porque le tenía que haber echado no un insecticida como yo había hecho, sino un fungicida. Como he dicho, una nulidad por lo que opte por dejar la agricultura y dedicarme a la floristería. Si no comprendía el por que era tan malo criando tomates, con las flores ya tome verdadero complejo de adoquín.
Hice pequeños parterres, en los que sembraba dos plantas de la misma flor. Pues bien, con la misma tierra, la misma agua de riego y los mismos abonos, una daba gloria de verla y la otra se ponía de un mustio que daba pena. Durante la depresión, no hace falta decir que lo abandone todo, pero cuando ya voy abriendo los ojos a este mundo, observo que algunas han sobrevivido sin ningún cuidado por parte de nadie. Son las que pongo en el álbum titulado Algunas de mis plantas. Desde entonces son mis favoritas.

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