Me faltan los motivos
Ya se que este no es el titulo del disco de Joaquín Sabina, pero es lo que yo sentía esta mañana, cuando me puse delante del teclado. Llevo varios días cansado/triste, pero esta mañana, en particular la tristeza, me impedía que me saliera un tema sobre el que escribir, o para ser más exacto los temas que me salían eran todos negativos. Todo lo veía negro y contradictorio. Pensaba como si ya estuviera aquí el otoño y me veía acurrucado e indefenso; pensaba en que mi hijo ya se ha ido y que dentro de una semana se ira mi hija y mi nieto y esa soledad a la que tanto me he abrazado, la veía como una vieja fea y refunfuñona; pensaba en mi viaje en el que tantas ilusiones he puesto, y no solo lo veía lejano, sino que intentaba verme allí y no encontraba lo que buscaba, la gente huía de mi como si de un apestado se tratara. Este trasto que tengo delante y que tantos malos ratos me ha quitado, me negaba la comunicación. He pensado en Dedie y en Caravaggio. Me he acostado, durmiendo no veo fantasmas. Cuando me he levantado, estaba solo; recuerdo que mi hija me había dicho que esta tarde iba a Granada pero ni le preste atención a lo que me decía. Me he bañado, el agua ya ha refrescado un poco y algo me ha reanimado. No lo dudo y aprovecho para serle fiel a mi diario. Estoy convencido que es una tormenta del final del verano e infinitamente mas grandes las he capeado. A esperar la calma.
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