sábado, 29 de septiembre de 2007

La desintegracion de la familia y el síndrome de Noé

Que le dedico mas tiempo a la mente que al cuerpo es un hecho. También es verdad que el cuerpo me lo pide y bajo mi punto de vista es lógico; he tenido el cerebro fuera de juego tanto tiempo, que intuyo quiere recuperar lo perdido. Llevo días estudiando que fue Mesoamérica (Palabra que desconocía y que la leí en el blog de mi amigo Mauricio) e intercambiaba con lo que ahora llaman huella ecológica. Sobre las diez de la noche, ya lo que se me apetece es descansar y para mi lo ideal sería ver una buena película, pero las televisiones están para echarle de comer aparte y al reproductor de DVD, le tengo grima, por lo que la mayoría de los días ejercito el dedo índice de la mano derecha cambiando de un canal a otro; me detuve en uno que estaban hablando de ecología, pero como siempre haciéndonos a nosotros culpables de lo que le ocurre a este planeta. Ni se el por qué intercalaron entrevistas con varias personas que padecen el síndrome de Noé ¡Sorpresa! También es la primera vez que escucho hablar de él. Como es lógico ya tenía ganas que llegara el día de hoy para profundizar en el tema y veo que ni siquiera Wikipedia lo menciona. Sigo buscando y lo más que saco es que es una variante del síndrome de Diógenes; no hace falta ser psiquiatra para darse cuenta de que de eso nada, que puede que haya existido toda la vida pero que en la actualidad, al igual que las depresiones por citar un caso que conozco bien, se van extendiendo como una plaga gracias al sistema de vida que nos están imponiendo. Escuche atentamente a los entrevistados y me hice un perfil del que creo no errar mucho: Se trata de personas mayores que viven solas (En este país esto se va haciendo normal), generalmente poco preparados, que necesitan dar o recibir afecto, y con la incomunicación a la que les tenemos sometidos, solo lo pueden recibir o dar a los animales. El problema va derivando en algo patológico, puesto que acumulan tantos que incluso van vendiendo sus pertenencias para poder alimentar a tanto bicho y el final es la indigencia. Los reporteros los trataban como de bichos raros se trataran, cosa que me cabreo bastante, porque seguro que no solo tiene cura, sino que no hubieran llegado a esta situación, si la familia no estuviera desapareciendo y a los viejos no los tratáramos como si de un estorbo se tratara.

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