Ya soy un divorciado. Cerrando cicatrices

La verdad sea dicha, hay temas que me molestan sacar en mi diario; me parecen un retroceso en mi vida, pero es que hay fechas que marcan hitos y esta es una de ellas. Por lógica la debo reseñar en él; si nó, poco tendría de tal.
Exactamente el ocho de febrero del 2006 (El increíble tiempo de un año, ocho meses y veinte días), recibí lo que en lenguaje judicial se llama “Las medidas provisionales previas a la demanda de separación”. Ayer por la tarde me llama mi abogada y me dice que ya ha salido la sentencia y que ya estoy divorciado; ni me apetece comentar el contenido de lo que por teléfono me dijo sobre pensión que tengo que pasarle y demás zarandajas, porque aunque parezca increíble, esto todavía no esta acabado; ahora unos señores tienen que tasar los bienes inmuebles y dividir entre dos. No hay que ser muy inteligente para dar por hecho que estos trámites duraran otro año, pero al fin y al cabo estos son detalles crematísticos y paso de ellos, siempre y cuando no sea necesaria mi presencia para más papeleos ni sigan ahondando en las cicatrices de las heridas que me han supuesto todos estos avatares.
Ya he dado acta de este hecho y como he dicho, ni quiero buscar culpables ni seguir profundizando en una cosa que ya no tiene remedio y que lo único que hace es hacerme sentir mal. Espero que a los dos nos vaya bien.

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