domingo, 28 de octubre de 2007

Tristeza y bienestar. Nada es por casualidad

Cada vez estoy más convencido de que nada en esta vida sucede por casualidad. Se acaban de ir mis hijos y me he puesto a ver si termino el escaneo de las fotografías. Pongo música y lo primero que escucho es Amigo mío de José Vélez, la paso y le sigue Piensa en mi de Luz Casal, me irrito un poco y a pasar nuevamente y Mi corazón de Juan Bau. Corto la música. Las he anotado y mañana volveré a escucharlas. El por qué he dejado de escuchar música; las tres son, o me han parecido, tristísimas y tal como estoy en este momento es lo que me hacia falta.
Al igual que todos los domingos, han estado conmigo mis hijos. Buen día de sol. Mi hijo, le ha estado pasando el motocultor al campo; con estas últimas lluvias, las hierbas se estaban poniendo en plan bosque; mi hija la comida y su paseo con los perros y yo cortando los brotes de las cañas de bambú en el jardín. Un día perfecto.
Han cambiado la hora (Algún día estudiare el por qué se ahorra tanta energía) y para mi es un hito, porque a partir de ahora a las seis de la tarde ya es de noche; si a esto le añadimos que el tiempo que se espera es de días grises y fríos (El dichoso frío al que nunca he soportado y que tanto me acobarda), la verdad, pienso en lo que me espera a partir de ahora en mi encierro y no es como para tirar cohetes. Ha sido salir mi hija, que es la última que lo ha hecho, y pasarme todo esto por la cabeza como si de un flash se tratara y ha sido un cambio brusco a la tristeza. Se perfectamente que este tipo de vida no puede ser el fin ultimo al que aspiro, pero por motivos que ni yo mismo me explico me está costando un gran trabajo el dar el paso definitivo: Irme de este puñetero país al que he llegado, si no a odiar, puesto que es otra palabra que he borrado de mi diccionario, por lo menos a tenerlo entre ceja y ceja, y eso que tanto he soñado, de la playa de aguas transparentes y gente con la que se pueda hablar de cosas que no sean la marca de la camisa que llevas puesta, en este momento lo veo como muy lejano.
Mañana será otro día. Un día amanecerá en que me despierte, coja la mochila, y emprenda el camino.

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Está bien que te lo hayas pasado de lo lindo con tus hijos, ahora harás un resumen de como lo has pasado y cuando te des cuenta ya los tienes otra vez. Ah! se me ha olvidad ver el contador de las visitas, creo que vas por el 10.3... Los calculos del agua no van mal encaminados, solo que la gente ahora gasta menos agua.