Su gato predijo la muerte de Churchill

Ayer le dije a mi hijo de arrancar el motocultor, para ver si tenía algún problema puesto que a partir de ahora habrá que empezar a utilizarlo. No le arrancaba por lo que fui con él y el final es que no tenía gasolina. Una vez llenado el depósito, intentos de arranque y no lo hizo hasta que el combustible llego al carburador. Esto viene a cuento de que el Fideo (Perro vagabundo al que adopte), cada vez que tiraba de la cuerda del arrancador, se le avanzaba ladrando e incluso hacia intentos de morderle. Tengo que decir, que el pobre Fideo es de lo menos agresivo que en perro hay. Pienso que bien las explosiones del motor o posiblemente las variaciones del campo magnético producido por la magneto, le molestaban. En definitiva tienen los sentidos mas desarrollados que nosotros o bien tienen otros que nosotros hemos perdido y que en el caso del motocultor le molestan y bastante.
Últimamente, ha sido noticia un gato, que vivía en un hospital, que cada vez que le daba por encariñarse con un enfermo, este moría. Dicho de otra forma el puñetero gato iba señalando las defunciones que se avecinaban. Esto no es nuevo; ya se cuenta que su gato predijo la muerte de Churchill.
A los animales todo el mundo les da por supuesto una serie de habilidades, como el predecir terremotos, que nosotros no las tenemos. Yo puedo contar dos casos que a mi me han ocurrido con ellos, que me alucinan. A mis perros les exijo poco pero cuando les exijo algo lo llevo a rajatabla, y una de ellas es que no pueden entrar ni en mi dormitorio ni en la cocina aunque dentro este el mejor manjar que para ellos exista. Son muy inteligentes y esto lo captan al momento. Esto lo llevaba al extremo el pobre Chumbo, el cual me desapareció; ni aun llamándolo yo, entraba; pues bien, en uno de mis ataques de ansiedad, me eche en la cama y estaba rabiando. Medio llorando y quejándome, no se como me sentí observado, cosa que no entendía puesto que aquí vivo mas solo que la una; me fijo y junto a mi tumbado en el suelo estaba el pobre perro mirándome con los ojos abiertos como platos. El sabía que yo me encontraba mal y se salto la prohibición de entrar; en sus ojos leí ganas de ayudarme.Hay otra que, que me resulta bastante más inexplicable. Teníamos un gato que cogió una enfermedad infecciosa que además se trasmitía a los humanos. Hubo consenso en que lo matara, pero no siendo capaz de hacerlo, conseguí, meterlo en un saco; gato y saco dentro de una caja de cartón y todo ello al maletero del coche; me fui a una distancia bastante considerable y en un descampado lo solté. Ni que decir tiene que aproximadamente a la semana estaba de vuelta. Nunca comprenderé como el pobre animal se oriento para dar con su casa. Lo más probable es que yo no sepa volver al sitio donde lo solté. Yo que en mis paseos en moto, por el campo, con mapa y brújula, era un negado, no comprendo como las aves migratorias, recorren miles de kilómetros y no solo vuelven al sitio, sino que incluso el nido que dejaron el año anterior, caso de las golondrinas que todos los años vuelven al que tienen en mi cochera.

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