miércoles, 20 de febrero de 2008

El bien y el mal. Por favor ¡Que me olviden!

En primer lugar si piensas, que aquí vas a encontrar un tratado científico sobre el tema, abandona. Primero habría que definir que es el mal y ya esto es más complicado que hacerlo del origen del universo, puesto que ante todo, y dependiendo del tipo de cultura, lo que es bueno para unos es malo para otros y viceversa. Podría hacer una relación, pero ni con mucho es lo que pretendo en este escrito. De todas formas, siempre que escribo (Difícil me es hablar en mi soledad) sobre un tema procuro informarme y poniendo “mal” en Google, he llegado a y después de tragarme una serie de sandeces, he podido entresacar lo que sigue: Hay personas que sin saberlo y en vida pierden todo a su alrededor, sin darse cuenta, y terminan aislados del todo, con delirio de persecución en su conciencia, sin valor hacia la vida misma y hacia sí mismo, convirtiéndose en un psicópata, adorador del fruto que causa el sufrimiento con sus actos, descargándolo en los demás. Dependiendo, su intención mental realiza actos físicos contra un objeto vivo y material, evidente fuerza del mal que domina su ser interno, por voluntad propia elige ser así.
Tengo a la mente por un ente maravilloso, que dejándola a su libre albedrío, tiene la gran virtud de arrinconar en las neuronas más recónditas, los malos recuerdos, pero hay personas, que por propia voluntad hurgan en las mismas y los hacen aflorar.
He tenido muy malas experiencias durante la última fase de mi vida y puedo confirmar que mi mente va pasando páginas y me voy quedando con lo bueno; la imaginación se encarga del resto y me traslada a mi particular karma, pero cuando estoy en esos momentos de bienestar, aunque pocas, siempre hay algo o alguien que te saca de él. En mi caso es alguien que en su día fue muy afín a mi, pero a la que se le puede aplicar todo lo marcado en negrita, y por puñetera desgracia para mi, el objeto vivo soy yo.
No puedo ni quiero hablar con esta persona, pero si existe la telepatía, me gustaría transmitirle que se esfuerce en olvidarme. Te estas haciendo mucho daño y por ende me lo estas haciendo a mi. Por favor ¡Olvídame!
No se si lo tuyo tiene remedio en psiquiatría, pero te aseguro, que el principal remedio contra tu mal, seria que lo reconocieras.

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