Regreso a mi niñez de la mano de Juani
Llevo unos días en los que me levanto con la mente en blanco, no reacciono en toda la mañana, por lo que no soy ya capaz de acabar de podar la riparia, sino de hacer una puñetera entrada en el blog. Así estaba esta mañana, cuando suena el teléfono y esperaba la típica llamada que o bien pregunta por la señora de la casa, o trata de convencerme de que me cambie de compañía telefónica, pero no, la pregunta que me hace mi interlocutor es que si no lo reconozco, cosa que era verdad, pero ya me dice él que es Juani. La cosa no tendría mayor importancia, pero se trataba de un amigo de mi niñez; uno de los cinco que fuimos uña y carne, porque en la foto no apareces tú y si está Juan el cohetero, este ultimo no pertenecía al verdadero grupo. Yo tenia pensado que fui el primero en abandonar Motril, pero no, caigo que el primero fuiste tú, cuando en primer lugar se fue tu madre a Barcelona y después arrastro de ti.
Ha sido inevitable que me afloren recuerdos que ya mi mente tenia escondidos, aunque no precisamente por ser desagradables, sino de esos que tiene aparcados para recurrir a ellos en muy contadas ocasiones. De los cinco tú y yo formábamos un dúo especial, puede que porque te he tenido mucho tiempo en la puerta de mi casa con tu rueca (¿No te avergonzarás ahora?). Tampoco tenías bicicleta, y mi Orbea era de los dos, y con ella hacíamos desplazamientos, uno sentado en el cuadro y otro dándole a los pedales (Como es lógico, nos íbamos turnando), a la playa de la Rijana e incluso a Vélez Benaudalla a las fiestas de San Antonio (Allí estaba la que después seria mi mujer), pero lo que mas recuerdo de los dos es o que a ambos nos gustaba el buceo. Aún recuerdo perfectamente cuando en la playa de la Rijana encontraste un cuchillo en el fondo y para mi fue como si hubieras encontrado un tesoro. ¡Que envidia sentí!
Tú te fuiste a Barcelona y yo a estudiar a Cádiz y después a recorrer esos mundos y no fue contigo solo con el que rompí relaciones, sino con todo el grupo y hay algunos que desde entonces no los he visto, y te pongo como ejemplo a Gabriel.
Me dices que tu también, al igual que yo, te estas medicando para alguna enfermedad psíquica y aquí, aunque te siente mal, te digo que esa enfermedad la tienes desde que naciste y de casta le viene al galgo, pero te pregunto ¿De verdad crees que hoy en día alguien tenga la cabeza en su sitio? Piensa en toda esa manada de descerebrados que creen que lo mas importante de este mundo es el trabajo, el dinero y tener ropa de marca. Hoy en día hay medicinas que nos mantienen lo mas cerca de lo que el sistema espera de nosotros.
No, no volveremos a vernos; como tengo dicho por aquí al salir de la depresión, he arribado a otro mundo que no es el mío, y siéndole fiel a mi espíritu aventurero, no creo que me queden que estar en este cabrón país más de dos semanas. Aunque mi hija esta haciendo todo lo posible por quitármelo de la cabeza, te aseguro que me voy y como te he dicho esta mañana, que me entierren los indios a son de flauta y tambor y hasta que llegue ese momento espero encontrar por allí esos valores que por esta parte del mundo se han perdido y poder seguir disfrutando de los fondos marinos, con los que es raro la noche que no sueño.
Espero te vaya bien.
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