Orientarse de noche. Estrella polar
Al escribir sobre el Este y el Oeste, me pregunté, si una cosa que para mi es tan normal, como que de noche, y bajo un cielo estrellado, busque el polo norte cada vez que miro el cielo, lo seria para el resto de las personas. Es un hecho que lo hago instintivamente.
Así como pensar en la variación del punto por el que se pone el sol, es complicado puesto que hay que imaginarse, no ya varios planos, sino las líneas imaginarias de donde se cortan, localizar a la estrella polar, que es la que nos marca el norte y que se la a marcado a nuestros antepasados mucho tiempo antes de que se descubriera la brújula, es tan fácil, como que es una de las primeras cosas que les he enseñado a mis hijos y nietos a lo largo de esta vida.
Puede que os haya puesto un esquema que os parezca muy complicado. Si os digo la verdad, yo para nada busco la Osa Menor, solo busco la Mayor. Una vez que la hayáis visto, jamás se os olvidara (Seria conveniente que la primera vez os ayudarais de una brújula). Vamos a la segunda parte; medís la distancia entre las dos ultimas estrellas de la cola, os quedais con ella, y en una línea imaginaria que pase por las dos de arriba, contáis unas cinco veces la distancia anterior (Seria la distancia que he marcado con la A) y ¡Oh Dios!, allí tenemos la polar.
Si una vez descubierta pensáis la cantidad de civilizaciones que por ella se han guiado, seguro que os reconfortara.
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