lunes, 2 de junio de 2008

El Fideo no esta castrado

Me entretengo en leer con detenimiento la Declaración Universal de los Derechos humanos, y como es lógico acabo cabreado. Voy a ponerme a escribir sobre el tema, pero me digo ¡No hombre, no! Si te entretienes en cabrearte por todo lo que tienes alrededor de este mundo, primero le vas a hacer el juego a los que redactan semejantes burlas y segundo el por que ahora que estas en un respiro que te ha dejado la depresión, vas a buscarte cosas que te hundan. Pensado y hecho, dejo para otro día mi crítica para semejante documento y pienso en algo más agradable.
Ayer, al igual que todos los domingos vinieron, por una parte mi hijo y en su vehiculo, mi hija, yerno y nieto. Estos últimos traen consigo a su perra, una rottweiler, perra urbanita, criada en un piso y al parecer venia en celo. Pasado un poco de tiempo, entre risas y comentarios jocosos, escucho que el Fideo y ella están pegados. Aun no siendo la primera vez, un poco de asombro porque estoy seguro que lo que me dijo la veterinaria es que había castrado al Fideo cuando se lo lleve, y o no se bien las consecuencias derivadas de la castración, o lo que le han hecho es la vasectomía. Sea lo que sea el caso es que los dos lo pasaron bastante bien.
La verdad es que actos como este, tan corrientes en mi niñez, ya son un acontecimiento.

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