Certificado de penales y fe de vida laboral
Sabia que Maite, mi abogada se había descuidado con la Fe de Vida Laboral que había solicitado el Juez en el juicio de divorcio, pero ayer estaba tan mal que me importaba todo un pimiento. Por si hoy amanecía bien, anoche puse el despertador (A quien se le ocurriría semejante invento) y sonó la flauta. Me ducho me visto de ciudad y antes de salir la llamo. Mira por donde hoy esta ocupada. Me digo que tengo que aprovechar el que me haya decidido. Cojo mi vieja moto, mi mochila y tiro para la urbe.
Mas de media España esta en las playas de vacaciones, así que encuentro poco trafico y la moto la aparco encima de una acera (Se que no esta permitido, pero a pesar que nos cobran nuestros impuestos, no hacen un mal aparcamiento). De camino al Instituto de la Seguridad Social, paso por la Delegación del Ministerio de Justicia y como otro de los documentos que me exigen para la residencia en Costa Rica es el Certificado de Penales, aprovecho para sacármelo. Aquí empieza mi calvario. Me dan la solicitud, donde puedo la cumplimento, pregunto que en que despacho la entrego y me dicen que primero tengo que ir al banco a pagar ¡Dos euros! ¡Me hacen ir al banco por dos euros! Me entran ganas de decirle que le doy diez y que vaya él, pero no deja de ser un pobre funcionario que tiene que cumplir el protocolo.
Ya con mala hostia, me voy a por lo principal, la Fe de Vida. Una cola de narices para coger numero; me extraña que esta no avance y me fijo que una pobre señora no era capaz de sacar el suyo de la dichosa maquinita, desesperado me acerco y veo que había que hacerle doble clic, como a los principiantes del PC. Ningún cartel que lo indique. Saco el mió y hay que estar mirando con los ojos saltones porque si pasaba el tuyo perdías la vez, hacia un panel en donde salía tu número y la mesa donde te atendían. Después de media hora, me toca la mesa 32. A buscarla en aquel entramado. Funcionaria amable, toma todos mis datos, cuando acaba me dice que me la mandaran por correo. No lo entiendo y le digo que ya que estoy allí por qué no me la da en mano; otra vez el dichoso protocolo. Dice que tiene que ser por correo. Intento calmarme.
Ya de vuelta encuentro una oficina de mi banco y me llego a hacer el ingreso de los dichosos dos euros. Siento vergüenza de hacerle perder el tiempo, pero otro tramite hecho y vuelta a Delegación del Ministerio de Justicia. Gran cola, la mayoría de extranjeros regularizando su situación. Pienso que si a mi me las hacen pasar putas, ellos las pasaran canutas. Me toca, muy amable también otra funcionaria, lo pasa a la firma, pero el gerente, el firmante, estaba tomando café. Desesperado me salgo ala calle a fumarme un cigarro; no me equivoco cuando veo entrar a uno con cara de satisfacción, voy tras el y por fin me consigo mi certificado. Me dicen que tengo que ir a no se donde a legalizarlo, pero ya no aguanto mas cojo la moto, me vengo y directamente a la piscina a paliar mi calentura.
Toda una mañana y no me he traído ni un papel valido.
¡Maldita burocracia!
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