lunes, 24 de marzo de 2008

La tala de los álamos blancos

Este tiempo esta loco, no es normal este frío (O calor) por esta época. Cuantas veces nos hemos repetido esta frase, sin embargo, yo estoy convencido de que son tan pocos los datos históricos de que disponemos acerca del tiempo, que lo que ocurre ahora ha ocurrido toda la vida, por mucho que le echemos la culpa al cambio climático. Desde que tengo esta casa, es raro el año que no se adelanta la primavera, engaña a las plantas, estas florecen y a continuación, viene un tiempo invernal que las deja fritas. Esto ha ocurrido este año con los perales, exactamente igual que el pasado, por lo que para probar las peras habrá que ir al supermercado.
Ayer vino mi hijo temprano y vi que se estaba cambiando de ropa, por lo que pensé iba a terminar de pasarle rotabato al campo, pero cuando me pidió la motosierra supuse que iba por otro lado. Una zona del campo la sembré de álamos blancos (Me encantan cuando el viento les mueve las hojas, verdes por un lado y color plata por el anverso) y aunque para mi es un misterio como se reproducen (Tampoco lo he investigado), el caso es que se están apoderando de todo el terreno. Pues justo ayer que hacia un frío de perros, se le ocurrió talar todos los que habían nacido fuera de sitio. Se me ocurrió ayudarle e incluso intente ponerme a su altura y comprobé una cosa que ya daba por supuesta, y es que después de años sin hacer ejercicio, me agoto y me asfixio. No es falta de fuerzas.
No se si lo que llevo escrito tiene que ver con lo que sigue, pero el caso es que después de que se fueran mi hijo y mi hija con su marido y mi nieto, me hundí de tal forma, que quede hecho una piltrafa. Hacia mucho tiempo que la depresión no me atacaba tan fuerte. Ni tenia ganas de cenar y pasaba de televisión y llegue a decirme que no tengo solución y que pinto yo en este mundo.
Esta noche pesadillas agobiantes y me levanto agotado. En teoría tenia que hacer cosas en la civilización, pero de inmediato pienso que les den por mitad del alma que yo no estoy para trotes. Después de hacer como el que come y dormir la siesta parece que me he levantado mejor, pero convencido de que los neurotransmisores aun los tengo muy sensibles. Mis proyectos de futuro los veo completamente difuminados.

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