Réquiem por la caña de azúcar, desplazada por el ecológico cemento
Leo la siguiente noticia: La azucarera del Guadalfeo anuncia el cierre oficial de las instalaciones ante la última monda en la historia de la caña de azúcar.
Aunque nací en Motril, salí muy joven de esta ciudad y pocos son los lazos que me unen con ella, sin embargo ante semejante noticia me han venido cantidad de imágenes de mi niñez, no ya solo porque el cultivo de la caña de azúcar ha sido el tradicional producto de las vegas de Motril y Salobreña e, incluso hasta no hace tantos años, de Almuñécar, sino porque mi padre puso en funcionamiento una azucarera, y no solo durante las reparaciones de la misma, sino durante las moliendas me pasaba días enteros en ella y aunque casualidades de la vida fui jefe de mantenimiento de otra, aunque esta de remolacha, guardo mejores recuerdos de la Azucarera de San Luis.
Ya desde que te acercabas ibas notando el olor empalagoso, de la caña, de su jugo y del azúcar propiamente dicho. Recuerdo perfectamente sus molinos accionados por maquinas de vapor, como la iban triturando, sacándoles el jugo y como al final de los mismos salía el bagazo. La evaporación, las tachas, las turbinas, el laboratorio desde el que se dominaba todo el proceso de fabricación y ya por ultimo el embasado del azúcar. También recuerdo las calderas de vapor y como no la alcoholera, donde de un subproducto de la caña, la melaza se sacaba alcohol.
Los árabes habían logrado aclimatar la caña en Motril, por lo que no hay que ser muy espabilado, para saber que se pierde un cultivo que lleva al menos 1.000 años enraizado en esta ciudad, pero con la particularidad, no solo de ser el único sitio de Europa donde se criaba, sino que Colon, si no recuerdo mal en su tercer viaje a America la llevo con él siendo Santo Domingo el primer lugar de aquellos lares que la cultivó. Otra seria Cuba, si se hubiese roto algún eslabón de esta cadena.
La monda (Zafra en America), no solo era un acontecimiento para Motril, sino para la mayoría de los pueblos de la provincia de Granada. Para la misma no solo venían familias completas de todos estos pueblos, sino que acompañados de sus bestias especialmente burros, por lo que creo que se batía otro record, y era la mayor concentración de estos animales, hoy en reservas, también de Europa.
Mis recuerdos coinciden con una época muy especial de España, que fue la de la postguerra, mas conocida por la de los años del hambre, y aunque toda esta gente que venia, aparte de ser engañada, por lo que los ahorros que conseguían eran mínimos o ningunos, al menos comían ellos y sus animales. Que más hubiesen querido tener las condiciones de vida y los derechos que hoy tienen los inmigrantes en este país. Vivian en los aperos, unos recintos que aunque con alguna separación de las bestias, y en cada habitáculo una familia entera en colchones cuyo relleno era precisamente las hojas de la caña y con otros vecinos como las chinches y las pulgas.
Aunque el trabajo duro, era el de los hombres, que intervenían en la corta con las hachuelas (Con posterioridad vino el machete australiano), hacer los haces, cargarlos en los burros o en los camiones y todo esto de sol a sol, sino que las mujeres, conforme las iban cortando, las iban mondando (De aquí lo de monda) o sea quitándoles las hojas y el cabo (Extremo de la caña). La comida tampoco era muy allá, porque yo recuerdo ver comerse un trozo de pan en el que estrujaban una.
Con la caña desaparecerá entre otras cosas un léxico, si es que no ha desaparecido ya, y voy a citar algunas palabras como zoca, carcamuz, gallumba, reata, armiz, rascacielos, brear, candelón, cañaduz, esmayao, espercudío, follargo, marjal, cañaveral, balate, caballón, turrillo, alfaca, jato, ragua y tantas otras que me dejare en el tintero
Según creo, últimamente todo estaba mas mecanizado, y los trabajos duros ya los hacían los inmigrantes. También creo que ya ni el azúcar se sacaba como producto de la caña sino el ron.
Como dije en un principio, pocas son las noticias que tengo de Motril, y por tanto no se el motivo de la desaparición de este cultivo, pero apostaría mi mano derecha que es el turismo. Dicho de otra forma por el cabrón cemento.
Réquiem por la caña de azúcar. Creo no haberte dado los honores que te mereces pero aun me encuentro con la resaca del mal día que pase ayer.
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1 comentarios:
Nunca tuve la oportunidad de ver una de estas azucareras en funcionamiento... más solo para producir panelas de papelón. Son costumbres que poco a poco se van perdiendo... y dando paso a otras cosas que no necesariamente son las mas convenientes...
Un beso
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