Replanteándome mi futuro. Caminos a tomar

Esta mañana me he levantado sobre la diez, en ese momento llovía fuerte, aunque al poco unos rayos de sol lo iluminaron todo. Al parecer todo el día va a estar así. Me alegro, y bastante, por la lluvia y sin querer me acuerdo de mi psiquiatra don Rafael Navarro, cuando en una de mis crisis me dijo: Tu veras como cuando llueva te vas a quedar nuevo. En estos días me ha pasado igual, conforme bajaban la presión atmosférica he pasado un par de días fatales y desde que esta lloviendo me encuentro bastante bien.
No pudiendo salir fuera, si no es que lo haga con idea de ponerme chorreando, ayer estuve ordenando documentos (Sigo sin comprender como haciendo lo imposible por estar aislado, es quimérico pasar desapercibido. El sistema se encarga de recordarte de que existes). También hice varias llamadas, porque en este mundo nadie se equivoca en su contra y a mi me están sustrayendo un buen pellizco del plan de pensiones. Hoy tengo la sensación de que lo tengo todo hecho, por lo que me he sentado delante del PC y voy a meditar sobre mi, pero no haciéndolo hacia el interior, que ya esta bien de tanto filosofar, sino hacia fuera o dicho de otro modo, voy a volver a replantearme mi futuro.
Hago pausas, enciendo un cigarro, y pienso en los diferentes derroteros que puedo tomar a partir de ahora. El primero que me viene a la cabeza es el mas fácil, o sea, dejar todo como esta y seguir en mi ascetismo, pero de inmediato lo rechazo. Ha sido una experiencia muy bonita de la que jamás me arrepentiré, pero todo tiene un límite y es demasiado tiempo el que he estado meditando sobre mí y sobre todo lo que me ha rodeado. Creo tener bastante claro el lugar, de este inmenso universo, en el que me encuentro.
El segundo, es volver hacia atrás, restablecer las amistades que dejé, relacionarme con mis hermanos y hacer cortos viajes a mí alrededor. Si el primer camino lo he desechado con rapidez, de pensar en este, no solo es que lo rechace, sino que noto como grima de que esto pueda ocurrir. Han sido tantos los desengaños y me ha costado tanto olvidarlos que lo veo como si tuviera que pasar nuevamente por una especie de infierno.
Solo me queda la tercera vía, que es la que pensé en un principio y es empezar una nueva vida en otro país. Solo pensar en esta me sube por todo el cuerpo una especie de bienestar y deseo con toda mi alma cerrar los ojos y al volver a abrirlos encontrarme allí.
De inmediato me pregunto y por qué no lo he hecho ya. Aquí me he tirado un buen rato pensando en las posibles causas y creo que me estoy engañando como si de a un niño se tratara. Siempre quedan cosas que debería haber hecho o que debo hacer antes de irme, una de ellas es que aunque el médico de empresa me ha dicho que esto no pasará, pero el hecho cierto es que en el documento que me dieron de incapacidad dice que a los dos años me pueden llamar para ver la mejora o empeoramiento de mi depresión, cosa que ocurriría dentro de un mes o dos, y así también se cumpliría lo que no para de repetirme mi hija, y es que ya que he pasado el invierno aquí, que pase el verano y después me vaya. Me estoy engañando. La verdad es que no es fácil romper con toda una vida anterior, para empezar una nueva en la que puede que ni siquiera se cumplan las expectativas que mee he marcado por pequeñas que estas sean.
Daria lo que tengo, por como he dicho antes, cerrar los ojos y verme allí ya asentado.
Espero un día despertarme con unas ganas irrefrenables de hacerlo y pase de una puñetera vez el mal trago del cambio. Aquí si hecho en falta a alguien que me ayudara a dar este paso.

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