sábado, 26 de abril de 2008

Temas de conversación entre matrimonios

Sigo con mi astenia primaveral, depresiva o lo que le coño sea. He comido, me he echado la siesta, si es que se le puede llamar siesta, puesto que llevo dos o tres días tirado en la cama, pero por ser después de la comida, le llamare así. Conforme he salido de la cama, me he tirado a la piscina para ver si consigo ahogar a esta mierda de vagancia. Me he preparado café y aquí estoy.
Recuerdo que esta mañana me llamo mi hijo para decirme que después de comer vendría a por el motocultor para prestárselo a un amigo; al salir de la piscina no estaba por lo que supongo ha estado aquí. Por la conversación que he tenido con él, se que hoy es sábado y sin querer estoy relacionando que hoy es el día en el que la gente suele salir. También de los temas de conversación que se tenían en estas salidas.
Recuerdo cuando yo era una persona normal y nos reuníamos varios matrimonios. La cita solía ser en un bar en la que ni dios llegaba a la hora fijada y desde que lo hacia la primera pareja hasta la ultima, unas cervezas de aperitivo, y aquí empezaban los primeros temas: Preguntas sobre el estado de la familia, comentar las ultimas noticias, y preguntar por la enfermedad de algún ausente, la muerte de algún familiar y por supuesto no podía faltar el estado del tiempo.
Después de haber cambiado de las cervezas a los vinitos, alguien preguntaba que a donde íbamos a cenar. Polémica sobre cual era el sitio más adecuado, bien porque quedaba muy lejos, porque al ser el sitio de moda era mucha la gente que había o porque era muy caro con respecto a lo que servían.
Ya estábamos sentados, normalmente en el peor de todos los que habíamos podido elegir, y aunque cada uno de nosotros se sentaba junto a su pareja, la conversación se dividía en dos cruzadas, la de los hombres con temas tan filosóficos como los deportes, trabajo y vehículos y el de las mujeres de ropa y abalorios, cesta de la compra y la carestía de la vida. Por supuesto el grado alcohólico en la sangre iba subiendo y cuando alguno de los presentes, con el segundo oído, había escuchado una critica de su pareja hacia él, conato de pelea y apaciguamiento por parte del resto.
Acabada la cena, la segunda gran pregunta: ¿Dónde tomamos la ultima? (Copa por supuesto). En esta no había mayor problema, aunque de ultima nada, porque allí caían, tres o cuatro combinados, hasta que alguien decía de ir a otro que le habían dicho que estaba muy bien. Ni que decir tiene que el grado alcohólico ya iba por las nubes y aquí salían los grandes temas. En primer lugar la política, continuaba la religión, y cuando el alcohol llegaba hasta las orejas hasta se hablaba de sexo, normalmente las mujeres criticando a los maridos por lo poco que las satisfacían.
Andando hasta los vehículos, y por la calle se podía cantar hasta un Asturias patria querida. Los vehículos sin que lo supiéramos debían tener piloto automático.
Prefiero los temas que hablo con mis perros, aunque la Penca ahora no esta muy habladora y me tengo que conformar con mis charlas con el Fideo.

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